Miguel Rivera cogió al Real Valladolid B en la jornada 6, tras el cese de un Carlos Salvachúa que solo cosechó un punto de 15 posibles en el inicio liguero. Con un equipo muy renovado, demasiado joven e inexperto, el ex entrenador del Almería B llegó a tierras pucelanas con la misión que parecía imposible de salvar a un equipo con pocos recursos más allá del talento natural de una cantera prolífica.

Su aterrizaje no fue del todo positivo. Al Promesas le costó arrancar. De hecho, hace exactamente 19 partidos, llegó a Pasarón como un colista que parecía desahuciado. Hundido en la última plaza, con ocho puntos únicamente, a siete de la salvación y a otros ocho de un Pontevedra que tenía, por aquel entonces, 16.

Pero el equipo de Rivera logró empatar en Pasarón y ese resultado le inspiró para, posteriormente, lograr dos victorias consecutivas (ante Racing de Ferrol y Gimnástica Segoviana) que le hicieron creer. El filial blanquivioleta cerraba la primera vuelta como colista, pero los siete puntos de desventaja se habían transformado en solo cuatro. Precisamente los cuatro que le separaban del Pontevedra.

12 sin perder

Esa inercia continuó en la segunda vuelta. El cuadro pucelano estaba en crecimiento y, aunque comenzó el 2018 con tres puntos de nueve posibles, desde el 28 de enero no sabe lo que es perder. Cuatro meses acumulan los cachorros blanquivioletas sin conocer la derrota. La última, el 2-4 contra el Coruxo. Es decir, hace 12 partidos. Esta dinámica le hace ser, de largo, el equipo en mejor dinámica de la competición.Cinco victorias y siete empates le han hecho firmar 22 de los últimos 36 puntos.

De este modo, los resultados le han permitido abandonar la última plaza que parecía de su propiedad a mediados de la primera vuelta y colocarse, ahora mismo, en el puesto 14º, uno por delante del Pontevedra y con 40 puntos, tres más que el Coruxo, que a día de hoy jugaría la promoción de descenso.

Buena parte de explicación de la dinámica tan positiva la tiene su solidez. El Valladolid B ha encajado un tanto en los últimos siete encuentros. Fue la pasada semana, ante el Sanse. De hecho, en los Anexos no le marcan desde el 25 de febrero (2-1, el Fabril).