El Pontevedra demostró ante el Fuenlabrada que es capaz de cualquier cosa en esta campaña. El partido que el equipo realizó en casa ante uno de los candidatos más firmes al ascenso y líder de la categoría vale mucho más que tres puntos, sirve para llenar de energías y optimismo a un equipo que al que esta temporada siempre le ha salido la cruz de la moneda y sirve también para recuperar anímicamente a una afición cada día más pesimista en el día que menos contaba con celebrar algo.

Luismi está cada vez más cerca de que sus pupilos alcancen el nivel y el juego que tiene en mente y partidos como los del domingo, por rival, nivel y resultado, pueden servir de trampolín y punto de inflexión para dejar atrás todo lo malo al igual que ocurrió de manera inversa con la remontada sufrida en Guijuelo.

Rápida recuperación

Nuevamente el Pontevedra comenzó un partido de liga viéndose por detrás en el marcador. La mala entrada de los granates en los partidos sigue extendiéndose en el tiempo pero el domingo el equipo fue capaz de reducirla a cenizas sin dar tiempo si quiera a la grada a caer en el pesimismo o al Fuenlabrada a reconfigurar la estrategia para conservar el resultado. Los granates sacaron auténtico petróleo del balón parado y vieron en los centros laterales la opción de hacer daño a la pareja de centrales más experimentada de la categoría para no solo recuperarse del tanto inicial, sino también ponerse por delante en menos de 10 minutos.

Intensidad

El equipo recuperó ante el Fuenlabrada una de las señas de identidad que le habían venido caracterizando en las últimas tres temporadas; la intensidad. El Pontevedra supo qué hacer con la pelota pero trabajó igual de bien cada vez que no la tenía y realizó un trabajo especialmente notable en la presión. Cuando un futbolista perdía el balón enseguida se echaba encima de su par para recuperarlo lo antes posible aunque fuese en campo rival en lugar de recular o aguantar para dar tiempo a bajar a sus compañeros. El Fuenlabrada se vio sobrepasado por la intensidad de los granates y sus ocasiones, que las tuvieron y claras, llegaron más por la calidad y experiencia de sus hombres.

Vieja guardia

Era importante de cara a la moral del equipo que este partido lo sacasen adelante los jugadores que llevan en el plantel desde que comenzó el curso. Debutó Éder para perder tiempo mientras que Darío Flores y Pibe todavía deberán esperar por su oportunidad, algo que podría pasar perfectamente mañana en Copa Federación. Tan solo Nacho López, que se estrenó en liga como lateral derecho cuajando un encuentro fantástico, partió en el once titular como único futbolista incorporado en el mercado invernal y ante la inexistencia de nadie de la "vieja guardia" que pueda ocupar esa posición.

Adaptación al campo

El Pontevedra quería tener especial cuidado durante la semana pasada para no dar pistas innecesarias a su rival de en qué condiciones se encontraba el terreno de juego de Pasarón. Luismi contaba con esa baza, la de conocer el terreno y preparar el encuentro adaptándose a lo que iban a encontrarse, buscando atacar por fuera debido a lo impracticable del césped en la zona central. El Fuenlabrada penalizó en exceso su imposibilidad de hacer circular el balón e incluso la hierba de Pasarón fue determinante en el error en la salida que les costó el tercer tanto de la tarde. Para no seguir estropeando el terreno de juego, el Pontevedra había solicitado al Escobedo disputar la ida de la Copa RFEF en Mosteiro, pero este cambio no fue aceptado y finalmente el choque se disputará mañana a las 20 horas en Pasarón.

David Añón

El máximo goleador del equipo lerezano está dando mucho más de lo que tiene para ayudar a sus compañeros a sacar la situación adelante. Su forma física está lejos de ser la óptima, entrena y juega con dolor y ha disputado los dos últimos partidos infiltrado para que los problemas en el pubis no le impidan ayudar al equipo. Aun así, sigue siendo un derroche de entrega incansable y el domingo todavía pudo disputar más minutos de los que estuvo en condiciones de ofrecer ante el Toledo. Su objetivo lo tiene claro y lo recalcó después en la rueda de prensa posterior al encuentro, dejará de jugar en esta campaña cuando el Pontevedra logre los 45 puntos que se calculan que dan la permanencia.

Demasiadas tarjetas

En un encuentro no especialmente brusco por parte de los locales, el colegiado castigó especialmente al Pontevedra con hasta siete tarjetas amarillas a pesar de que el entrenador de los madrileños se quejó tras el encuentro de "permisividad" por parte del árbitro, algo que sí se vio en el hecho de que su jugador Cata Díaz hubiese acabado el partido. El principal perjudicado de la retahíla de cartones al club pontevedrés es Marcos Álvarez, pues deberá cumplir sanción al ser la del domingo la quinta tarjeta amarilla que ve esta temporada.