Algo cambió en el discurso de Luisito tras el partido del Manuel Candocia. El enfado del entrenador granate tras la derrota sufrida ante el Somozas ha sido el más mayúsculo desde que se sienta en el banquillo del Pontevedra. Nunca antes el de Teo había sido tan crítico y tan duro con sus jugadores después de un resultado adverso.
Sin señalar directamente a ninguno de sus futbolistas y focalizando su ira en todos los jugadores que perdieron la oportunidad de conseguir unos importante tres puntos, al entrenador no le tembló el pulso a la hora de utilizar términos muy duros como "vergüenza" , "ridículo" o "asco".
No es la primera vez que Luisito sale visiblemente molesto a una rueda de prensa post partido o que se muestra crítico con el juego de su equipo, pero la de Somozas sí es la ocasión pionera en la que el técnico responsabiliza a sus jugadores de lo ocurrido en el campo, sin desviar la atención a otro tipo de señales externas al considerar que el del domingo "no era un partido de entrenadores, era cosa de futbolistas".
En el pasado, al teense no le dolieron prendas a la hora de asumir parte de la responsabilidad al reconocer que se equivocó en la alineación o en los cambios. Un claro ejemplo fue el empate en Tercera División contra el Barbadás (1-1), donde Luisito sorprendió al referirse a sí mismo como "momia" o "desastre" a la hora de no haber tomado las decisiones correctas desde el banquillo.
Otras veces ha compartido el peso de la derrota con la plantilla como en los caso del Choco (1-2), también en Tercera, o el Compostela el curso pasado (3-0). E incluso ha roto algunas veces una lanza en favor de sus hombres para descargarles del peso mediático ante la presión por tratar de conseguir jugar los play offs como ocurrió a comienzos de la primera vuelta de la temporada pasada tras ganar en O Vao ante el Coruxo, en la que hasta el domingo era la rueda de prensa más controvertida de Luisito en Pontevedra.
Todo eso no ha pasado este domingo. El entrenador se desgañitó en la banda pidiendo calma y tranquilidad a los jugadores e insistiendo en que hicieran lo que habían entrenado durante la semana, algo que aparentemente y a juzgar por sus monumental enfado tras el encuentro, no ocurrió en el Manuel Candocia. Superada esta tempestad, el equipo quiere olvidar ya esta derrota y desde ayer se ha puesto ya manos a la obra para enmendar su error ganando este domingo al Coruxo.
