Patinazo del Cisne en la tarde de ayer, que por primera vez desde que cayera contra el Barcelona B en la primera vuelta, perdió un partido en casa (25-26) ante un rival directo por el play off y se aleja casi de forma definitiva del sueño de la fase de ascenso.

El aficionado que se acercó al Cisne-Torrelavega pudo disfrutar de un partido de enorme intensidad en el que unos y otros se aplicaron con dureza, especialmente en tareas defensivas, haciendo trabajar y mucho a los árbitros y con el pabellón apretando desde casi el principio.

La igualdad fue la tónica general de la primera parte. El Torrelavega fue quien dominó en un primer momento de forma tímida gracias a una tensión defensiva que provocaba que los cisneístas tuviesen que trenzar jugadas muy largas, rozando el pasivo, para encontrar huecos para el lanzamiento. Los disparos lejanos de Andrés Sánchez y de Chapela se convirtieron casi en el principal recurso local en la primera fase del juego.

A los 20 minutos y jugando en superioridad numérica, el Cisne consiguió abrir una ventaja máxima de dos goles (10-8) gracias a un penalti transformado por un infalible Menduiña desde los siete metros. El cuadro local comenzaba a sentirse más cómodo y pese a que los cántabros reaccionaron deprisa para el empate (10-10), los de Jabato pudieron devolver el parcial para irse con una pequeña ventaja al descanso (13-11).

La segunda parte arrancó con un Torrelavega todavía más intenso y el Cisne se mostró más errático en ataque ante el buen trabajo defensivo de los de Diego Soto. Así, pronto desarbolaron el mínimo colchón local para imponer su ley y mandar en el marcador consiguiendo a los diez minutos de la reanudación una ventaja máxima de dos tantos (16-18) que obligó a Jabato a detener el juego con tiempo muerto.

El Cisne, fruto de una serie de exclusiones visitantes, volvió de nuevo a ponerse con empate. Pero ya con igualdad numérica sobre la pista el Torrelavega volvió a dominar, jugando con su dureza característica y desquiciando a un Cisne que poco a poco se fue saliendo del partido fruto de la asfixiante presión rival y el desconcierto con los colegiados.

A cuatro minutos del final, en una precipitación en ataque, el Cisne erró en una entrega y los visitantes hicieron a la contra el 23-26, dejando el partido prácticamente decantado a su favor. Aun así los pontevedreses apretaron hasta el final y tuvieron en su mano incluso llevarse el punto del empate al lograr acortar distancias y disponer de una última bola para establecer la igualada a 26.

Andrés Sánchez en jugada personal estuvo precipitado al intentar cerrar la jugada por su cuenta cuando todavía quedaba tiempo y Luis, que estuvo inmenso bajo palos en la segunda parte, detuvo el último disparo local para llevarse a Cantabria la victoria.