Era una racha sobrehumana. Y en algún momento se tenía que acabar. 23 partidos duró la dinámica positiva del Teucro en la División de Honor Plata. Pocos podían ya precisar con exactitud la fecha del último tropiezo del equipo dirigido por Quique Domínguez. Fue el 24 de septiembre. En Madrid, contra el Carabanchel.

Pues tuvo que volver a la Comunidad de Madrid para volver a conocer la derrota. Esta vez, fue el Alcobendas, que presumiblemente disputará el play off de ascenso el que humanizó al conjunto azul y le dejó, precisamente, sin ascenso inmediato. Aunque unas horas después Palma del Río venció a Zamora e hizo los deberes para evitar el salto de categoría del Teucro.

No entró bien en el partido el bloque pontevedrés y lo pagó. Alcobendas impuso desde el primer momento un ritmo de juego altísimo que la escuadra azul no logró igualar. Le costaba al Teucro, que iba a remolque. Tras comenzar marcando de la mano de un siete metros de Carlos García, Alcobendas le marcaba territorio con un parcial de 5-0 que obligaba a Quique a pedir el primer tiempo muerto. Apenas iban siete minutos, pero Domínguez vislumbraba la tragedia y quiso frenar la hemorragia defensiva de su equipo que en partidos como el de ayer nota más que nunca la falta de la intimidación de Johnny Medina desde el pivote.

El Teucro trató de ajustar conceptos ante la salida en tromba de su rival. Los visitantes pasaron a jugar con defensa avanzada 5-1 con Román Pedreira, un especialista en esas lides, ejerciendo como hombre más adelantado. Y la reacción llegó, aunque fuese a base de siete metros. Carlos García no falló y en su tercera oportunidad, puso el 7-4.

Sin pausa

El Teucro parecía acercarse después con un tanto de Moledo que ponía 8-6 poco antes del ecuador del primer acto, pero Alcobendas no bajaba su acierto pese a la entrada de Lloria en el campo.El encuentro no tenía pausa. Los dos iban a por todas. Los ataques se imponían a las defensas pero en esa guerra, sorprendentemente, no ganaban los de azul haciendo valer su mayor calidad.

Así, cada vez que el bloque teucrista amenazaba con el empate, Alcobendas ponía tierra de por medio. Y en los últimos minutos del primer acto, lo hizo sin vértigo, apoyado en un gran Gimeno. En un choque emocionante, el equipo madrileño mandaba al descanso 20-16.

La renta era notable, pero salvable. Sin embargo, este Alcobendas es un equipo que también sabe utilizar el cemento. Y se lo demostró al Teucro tras la reanudación. El equipo teucrista pareció querer reaccionar, pero Manuel Rodríguez se mostró como un muro infranqueable que desesperaba a los azules. Y en las transiciones,mataba. Así fue imponiendo una ventaja que, al poco del final, el bloque pontevedrés dio por imposible. El ascenso tendrá que esperar.