Catorce años después de su última visita, el exfutbolista y extécnico argentino Jorge Valdano volvió ayer a la ciudad para formar parte del programa de actos del 75 aniversario del Pontevedra CF y empaparse un poco más de la historia granate.
- Siendo usted argentino y una figura del madridismo, es de obligación preguntarle por Héctor Rial; figura muy querida en Pontevedra y Madrid y también nacido en su país.
- Fue una persona muy querida por mí también. Cuando yo llegué al Real Madrid él no formaba parte del club pero nos veíamos habitualmente en la vieja ciudad deportiva del club para desayunar. Me pareció una persona extraordinaria y despojada de toda vanidad, como si no hubiera sido antes un futbolista de época del Real Madrid. Desde luego que era lo menos galáctico que uno se podría imaginar.
- ¿Le transmitió a usted alguna vez todo ese afecto que le tenía a Pontevedra?
- Nosotros hablábamos absolutamente de todo y siempre me quedó claro que era una persona muy querida que se sentía muy agradecido a esta tierra.
- Eduardo Galeano o Fontanarrosa son grandes escritores de los que usted habla mucho. Después de tener ahora la oportunidad de repasar la historia de un equipo modesto como el Pontevedra, que llegó a la Primera División, ¿cómo cree que calificarían ellos esa epopeya del modesto Pontevedra?
- La modestia la sabría entender perfectamente Galeano, porque el fútbol uruguayo es en esencia modesto. Por eso su trayectoria es inagotable y tres millones de habitantes siguen siendo una amenaza en el Mundial o en la Copa América, por el amor que se le tiene al fútbol y sobre todo por prolongar en estos tiempos esa humildad histórica que les caracteriza. En el caso de Fontanarrosa, que es de Rosario (Argentina), era un jugador amateur pero con gran amor por su deporte. Yo presencié cómo vino a jugar un partido a mi pueblo en la parte de atrás de una camioneta con todo su equipo.
- Pontevedra se ha cruzado pocas veces en su camino.
- Yo tengo mi historia con el Pontevedra, en el segundo año que jugué en el Alavés, en 1977, disputé un partido en Pasarón. A veces me pasa como a Di Stéfano, que te empezaba a contar un gol que le marcó a Las Palmas y después te decía que luego fue al hotel y había visto una inundación en Extremadura en la televisión. Te parecía imposible que se pudiese acordar de eso. Pues fíjate cómo son las cosas, yo me acuerdo de haber ido a una cafetería después del partido, era un día de lluvia y de frío, y recuerdo lo bien que me supo el café con leche después de jugar. No consigo acordarme del resultado (el Pontevedra ganó 2-1). Yo todavía estaba tratando de pelearme contra el barro, en Argentina se suspendían los partidos cuando había anuncio de lluvia y de repente llegué al Alavés y me tocó jugar muchos partidos en el norte, tuve que aprender a jugar otra vez.
