Victoria con bastante sudor y poco brillo la que anoche cosechó el Teucro con la visita del Grupo Covadonga. Nunca acabó de arrancar el conjunto de Quique Domínguez, aunque tuvo opciones de despegarse en el primer tiempo ante un rival endeble cuyo portero le mantuvo en el partido, y coqueteó con la debacle en algunos de las jugadas del tramo final del encuentro. Aún así, primera victoria en casa, la provisional del Pabellón Príncipe Felipe a la espera de que el próximo partido sea ya en el feudo habitual.

Quería mejorar el cuadro azul los errores cometidos en Zamora, y a buen seguro que ahora estará pensando en corregir en la tercera jornada los de ayer. Los minutos entre el 5 y el 10 fueron los de cierto vuelo, humilde en el juego, pero algo más productivo en los goles. Ahí hizo su ventaja de cuatro tantos el Teucro, distancia que mantuvo durante casi todo el partido.

El arranque de la segunda parte estuvo a punto de dar un empujón que pudo ser definitivo, Los azules ampliaron la brecha a cinco tantos, aunque sin lograr realizar su mejor balonmano. Volvieron a pecar de cierta inconsistencia, sin acabar de cerrar el partido pese a estar por delante en el marcador.

La ventaja parecía suficiente, pero las sensaciones no acababan de convencer. Mediado el segundo tiempo los goles llegaban en una y otra portería en prácticamente todos los ataques, una especie de renuncia defensiva a excepción de la actuación de los guardametas. Lloria detuvo un par de balones que impidieron aumentar la tensión en el pabellón. La bola circulaba sin mucha fluidez, con jugadas muy masticadas, con toques repentinos de inspiración que resolvían acciones pero no el partido. Una exclusión doble a diez minutos del final y dos jugadas de ataque que Moledo no aprovechó redujeron la ventaja, pero Lloria evitó el susto.