Agónica victoria del Pontevedra que dio una lección de sufrimiento ayer por la tarde en O Vao. Después de adelantarse en los primeros 20 minutos y cuajar una solvente primera parte, acabó encerrado en su campo víctima del empuje de un buen Coruxo que no dejó de creer en el empate pero que finalmente acabó muriendo en la orilla.

Todavía con la ausencia en el once de un Kevin Presa al que el tobillo le sigue dando más problemas de los esperados, Luisito introdujo en el equipo titular un novedoso doble pivote compuesto por el ya recuperado Álex Fernández y Pedro García, dejando incluso fuera de la convocatoria a un titular habitual en las últimas citas como Queijeiro.

En un comienzo de mucho respeto por parte de los dos equipos, el cuadro local fue el que primero avisó, con una ocasión de Armental que Edu se encargó de desbaratar después de que Capi pecase de exceso de confianza en la marca. Superado el cuarto de hora del encuentro llegó el primer gol de la tarde, una diana con acento gaditano. Antonio Bello, una pesadilla para la zaga del Coruxo, corrió velozmente la banda y tras recortar a su llegada a línea de fondo, puso un centro teledirigido para su compañero de equipo, y también de piso Hugo Rodríguez, que solo tuvo que empujarlo lanzándose al suelo para enviar el cuero al fondo de la red. El ex del Cádiz celebró con rabia el tanto cerca de la banda de los aficionados granates que habían acudido al estadio de O Vao para ver a su equipo.

Diez minutos después pudo llegar el segundo para el Pontevedra. Jacobo se aprovechó de un error infantil de Birane Ba en la entrega para hacerse con la posesión en campo rival y dejar solo a su compañero Borjas delante del portero rival, pero el colegiado anuló la jugada al considerar que el delantero canario se encontraba en posición antirreglamentaria. El propio Borjas dispuso de otro buen disparo a diez minutos del final que obligó a Brais a intervenir acertadamente.

El Coruxo, por su parte, tuvo una gran oportunidad para irse con el empate a los vestuarios con un remate de Ba en un saque de esquina que Edu detuvo sin problemas pero que hizo despertar los fantasmas de los problemas defensivos a balón parado de los hombres de Luisito. Con ese 0-1 y la sensación de que el Pontevedra llegaba menos, pero mejor, se llegó al descanso.

La segunda parte fue otra historia. Acoso constante de los vigueses, que desde el minuto uno se lanzaron a por el empate echando atrás a un Pontevedra que se defendía como podía e hizo un máster en defensa de saques de esquina (14 córners en contra en todo el partido).

El segundo periodo empezó ya con susto por parte de los locales a través de un disparo de Bastos que se marchó lamiendo el palo derecho de la portería de Edu. El cuadro lerezano pudo sacudirse esa presión inicial con una gran jugada personal de Borjas tras pisar área rival en un rápida conducción y estrellar después la pelota contra el portero Brais Pereiro.

Esta fue la única oportunidad del Pontevedra en lo que restó de partido. Los visitantes supieron sufrir y aguantar las múltiples embestidas de los verdes que una vez tras otra llegaban a las inmediaciones de la portería de Ede. La mayoría de las veces, y por fortuna para el equipo de la ciudad del Lérez, sin puntería.

El guardameta del Pontevedra fue el mejor de su equipo en la segunda parte dejando en nada las intentonas de los de Rafa Sáez que cogían buena dirección. Como no podía ser de otra forma, el partido concluyó con tensión. Una falta lateral con el tiempo ya cumplido y que el propio portero del Coruxo subió también a tratar de rematar.

Lo mejor de esa segunda parte, el retorno de Adrián Mouriño a los terrenos de juego después de dos meses apartado por su operación de apendicitis. En el apartado negativo, Capi tuvo que ser retirado por lesión a poco de empezar los segundos 45 minutos.