A sus 71 años, Manuel Díaz-Pinés (Manzanares, 1944), disfrutará este sábado como si de la final de una Champions se tratase. Por un lado se enfrentará el equipo de su tierra natal, el Manzanares, con el club de su ciudad adoptiva, el Pontevedra, en Pasarón, un estadio que describe como "impresionante, como un Bernabeu pequeño". "Es un partido que veré tranquilo, porque pase lo que pase sé que lo voy a disfrutar", señala indicando que irá al campo "con el corazón partido", aunque reconoce que animará más al Manzanares.
Conocido por sus amigos como "Galmanchego", como unión de gallego y manchego, reconoce que es seguidor del Pontevedra y que hubo muchas bromas con los amigos desde el momento en que se supo que el rival de los granates en la fase de ascenso sería el equipo de su tierra. "La noticia era paradójica, pintoresca, casual y entrañable porque uno no olvida de donde procede, pero en la vejez, llevo unos años conectando con mi pueblo, estaba algo desarraigado y cuando más vuelvo a sentir las raíces me toca esto, que es increíble", afirmó Díaz-Pinés.
Y es que su propio padre estuvo muy vinculado al Manzanares, siendo Melchor Díaz-Pinés Pinés, cronista del municipio entre las década de los años 50 y 70 y corresponsal de la agencia nacional CIFRA, entre otros medios con los que colaboraba.
Él, como ningún otro, hará de embajador de este Manzanares. A los manchegos los alertó de la impresión que puede causar Pasarón, así de aconsejar al equipo sobre algún hotel. "Cuando lleguen, los buscaré y les aconsejaré que visiten el casco viejo de Pontevedra, les haré de guía a conocer los sitios más bonitos que tiene la ciudad", señala. Y le pide al equipo que "juegue al fútbol y que no sea como el Mensajero, que fue una vergüenza con un equipo visitante perdiendo tiempo constantemente".
Al Pontevedra le advierte del equipo contrario. "Es humilde, vienen con mucha moral porque todo esto es un premio para un equipo muy modesto, con un importante planteamiento táctico"
