Toño Lafuente lloró de emoción al final del último encuentro de liga que el Cisne jugó en el pabellón del CGTD ante el Chapela, pues con anterioridad había tomado la decisión de abandonar el club pontevedrés después de 15 años formando parte de la primera plantilla. Llegó al club con 18 años, tras acabar su etapa juvenil, después de una llamada de Edín Covelo que era el entrenador.

El portero reconocía ayer que "en ese momento lo tenía muy claro. Eran quince años y se había acabado una etapa, pero Santi Picallo, el presidente, me está tratando de convencer para que siga una temporada más, y la verdad es que me está costando decidirme. Habrá que esperar a que llegue el campeonato de playa y me imagino que al final me picará el gusanillo y volveré, aunque antes habrá que hablarlo con la mujer. A este club siempre le tendré que estar agradecido por todo lo que me enseñó".

Admite Lafuente que "está es como mi segunda familia, aquí más que compañeros somos una familia. Aquí nos conocemos todos y he vivido muchos momentos buenos, como el del ascenso hace ya doce temporada. En aquel momento era el tercer portero, estaban Óscar Pombo y Carlos Mosquera, por delante, pero aún así, Pillo, que era el entrenador me dio la oportunidad de jugar un partido en la fase de ascenso. Fue una experiencia muy bonita".

Asegura Toño que "este año ha sido muy duro, con gente joven en la plantilla y me costó adaptarme a ellos, por eso surgió el planteamiento de dejarlo". Añade el portero que "algunos jugadores no te permiten aconsejarles y eso en ciertos momentos no lo entendí. Hay otros que sí, que vienen con ganas de trabajar y todo es más fácil. A mí me gusta entrenar mucho, y esta temporada hubo días que solo acudíamos siete a los entrenamientos, por eso tengo dudas".

Recuerda que "a lo largo de estos años he tenido siete entrenadores y de todos ellos tengo un gran recuerdo. Lo cierto es que han sido unos años maravillosos".