Cincuenta años de historia no se cumplen muchas veces, pero el Salgueiriños tiene el privilegio de ser el primer equipo de Pontevedra que se dedicó a cuidar las categorías inferiores, un esfuerzo que se prolonga medio siglo. Este club tiene un padre y ese es Carlos Menéndez Ogando, una persona que lleva desde el primer día las directrices de la entidad pontevedresa, desde que contaba con solo 15 años.

En la actualidad, tras jubilarse de su trabajo, tiene más tiempo libre y eso propicia que su club cuente con catorce equipos de fútbol y dos de fútbol sala, es decir, es el representante de 250 niños que cada fin de semana disputan sus encuentros.

Menéndez recuerda como se formó el club al señalar que "éramos un grupo de amigos que vivíamos en ese barrio pontevedrés. Todos teníamos entre catorce y quince años y jugábamos en el barrio. En el año 1962 nos ofrecieron unas camisetas, fue el señor Sandoval, que era representante de Kanfor. Eso nos animó a federar el equipo en la Delegación Nacional de Juventudes, que fue quien llevó las categorías inferiores hasta que se murió Franco".

Señala Carlos que "eran otros tiempos, casi no había equipos. En esa temporada yo también jugaba, porque como era menor de edad no podía ser el presidente, y le pasé la china a mi padre para poder competir".

Añora el ahora presidente del Salgueiriños, que "al año siguiente ya teníamos cuatro equipos y cada vez eran más lo niños que querían estar en este club. No me imaginaba yo en esos tiempos que llegaríamos tan lejos". Añade que "ya con el tiempo dejé de jugar y entrenábamos a los equipos Víctor y yo, hasta que después fichamos a Paco Presas. Cuando él llegó, ya teníamos federados, pero a nivel de Federación Gallega, a dos equipos juveniles, porque los cadetes, infantiles y otras categorías no podían estar federados".

Según Menéndez "los inicios fueron difíciles. Jugábamos en el Estadio de la Juventud y la sede la teníamos en la Cafetería Cristal, al lado del barrio. Nos ayudaron mucho, ya que recaudaban dinero para el club, hacían de delegado, y en algún momento de presidente para que yo pudiese entrenar a los equipos".

Reconoce que "éramos un referente en el fútbol base pontevedrés y eso nos llevó a participar en un torneo de Televisión Española de Futbito. Los partidos eran retransmitidos por la televisión y eso nos dio un poco de fama. En el primer año quedamos terceros de España, mientras que en el segundo fuimos quintos, algo que no esperábamos. De todos modos, desapareció al año siguiente, porque en ese año teníamos muy buen equipo y podríamos llegar a ser primeros".

El Salgueiriños fue creciendo como club cada temporada y ya era un referente a nivel autonómico. Su trabajo provocó que otras personas se animasen a fundar otros clubes que también se volcasen en el fútbol base pontevedrés.

La rivalidad no provocó que Carlos Menéndez cambiase su idea de trabajar con las categorías inferiores, todo lo contrario, trató de potenciarles, aunque él mismo reconoce que "nunca tuvimos equipo de aficionados, pero como la competición liguera de juveniles comenzaba muy tarde nos apuntamos a jugar en la Liga de Modestos. Casi todos eran juveniles, pero en ocasiones le permitimos a personas que colaboraban con el club formar parte del equipo. Tenían más experiencia, y nos ayudaba a preparar al equipo para competir en la liga juvenil en mejores condiciones".

Añade que "recuerdo que una temporada nos tocó de jugar con el Bueu, que era el gran favorito y lo dejamos fuera de la competición en la primera eliminatoria, pero con la mayoría de jugadores juveniles".

Como suele suceder en la vida, a Menéndez le tocó vivir buenos y malos momentos al admitir que "los rivales también juegan y hay que tenerlos en cuenta. Unas veces ganan unos y otras lo hacen otros, pero lo importante es seguir".

Entre los buenos momentos, el presidente del Salgueiriños añora su presencia en la Liga Nacional de Fútbol. "Estuvimos dos temporadas y lo cierto es que disfrutamos mucho de la categoría, pero sin duda el mayor éxito fue quedar subcampeón gallego de juveniles en Lalín. Teníamos muy buen equipo, pero nos ganó el Deportivo, por 2-1. En eses años, parte del éxito hay que dárselo a Martín Arce, por su trabajo en la parte física".

En esos mejores momentos del club a nivel de juveniles, el equipo jugaba los partidos en el Estadio de San Pedro, en Marín. Antes de ascender, jugamos en O Carrasco, en Marcón, hasta que la Federación Gallega acabó el plazó estipulado para que pudiésemos jugar allí los equipos de Pontevedra. Fue un duro golpe, porque cada uno tuvo que buscarse campo para seguir entrenando y jugando.

Otro de los éxitos importantes logrados por el Salgueiriños durante su historia fueron el título de campeón gallego alevín logrado en la temporada 2001-2002, y entre los futbolistas que formaban parte de ese equipo hay que destacar a Hugo Mallo, el actual jugador del Celta de Vigo, e internacional. El marinense se curtió en las filas del cuadro pontevedrés.

También es de destacar el tercer puesto logrado en la pasada temporada en A Coruña, por los componentes del equipo prebenjamín, que de la mano de Iñaki lograron ser terceros, ante rivales que llegaban como favoritos.

Desde Ardao a Hugo Mallo

En esos cincuenta años, Carlos Menéndez tuvo la fortuna de contar en sus equipos con jugadores que más adelante llegaron a jugar en categorías superiores. Por las filas del equipo rojillo pasaron futbolistas de la entidad de Pablo Ardao, que llegó a jugar en Primera División con el Logroñés, o Rafa Sáez que fue un jugador importante en el Pontevedra, así como Miguel Sorbet. Pero también tienen la honra de vestir esa camiseta Feluco, Luis Viéitez o Cespón, que llegaron al Celta Turista, como lo hizo José Luis Santos, que militó en las categorías inferiores del Deportivo.

Los más recientes son Hugo Mallo, que sigue en el Celta, así como Pablo Lede, que tras pasar por las filas del equipo vigués está jugando en el Sporting de Gijón. En fin un club que fue decisivo para el despegue del fútbol base pontevedrés y que todavía es un referente tras cincuenta años.

Por su parte, Carlos Menéndez tuvo que realizar una doble faceta en el club para salir adelante, ya que económicamente como el bien señala "cada día que me levanto es pensando como sacar esto adelante". Su labor como entrenador finalizó hace diez años y partir de ahí se dedicó exclusivamente a llevar la dirección del club. Ahora está más libre y eso le permite gozar del fútbol, algo que lleva en las venas desde que nació.

Su labor no fue muy buen recompensada, ya que siempre le tocó de llevar el peso del club, a pesar de en ciertos momentos contar con un grupo de directivos.

Algunas instituciones si que premiaron su excelente labor en el fútbol de Pontevedra. El Concello le otorgó el Ciudad de Pontevedra al finalizar la temporada 76-77, algo que lleva con mucho orgullo, al señalar que "siempre es bonito que te reconozcan el trabajo en casa". El año pasado fueron los "Amigos de Pontevedra" los que le dieron el premio a ese trabajo altruista en favor del deportes y de los niños. A lo largo de esa cincuentena de años, el Colegio de Árbitros de toda Galicia le dio al club el premio a la deportividad, sin duda el más preciado para cualquier presidente, y en varias ocasiones, fue el colegio pontevedrés quien consideró al Salgueiriños como el más deportivo.

Carlos Menéndez recuerda que "esta historia no sería posible sin la colaboración de las muchas personas que me ayudaron durante este espacio de tiempo. Ellos me facilitaron el trabajo y le tengo que estar agradecidos, así como a todos los jugadores que pasaron por el club".