La directiva de la UD Ourense ha invitado al encuentro de esta tarde a los futbolistas que vistieron la camiseta del primer equipo desde el verano de 2014. El club quiere hacer partícipe del último partido de liga en casa, con el aliciente de un ascenso a Tercera División en juego, a los pioneros del proyecto. Han sido un total de 74. Estarán muchos, otros ya han excusado su presencia, pero la UD Ourense ha conseguido que una gran parte la sientan como suya. "Puse mi granito de arena, cuando puedo acudo al campo, y me da una tremenda añoranza no estar en el verde porque lo siento como un proyecto mío", asegura Lucas Nieto, que estuvo en el primer entrenamiento el 11 de agosto de 2014 en el campus.

El defensa, que en activo ascendió de Preferente a Tercera con el Lalín, el Verín y el Ourense B, se pone en la piel de los futbolistas que cuatro años después tienen una ocasión histórica ante sí. "En su posición, estaría con esa calma tensa de saber que me juego el ascenso, pero al mismo tiempo con la relajación de tener un equipazo y un gran grupo humano a mi lado", indica Lucas Nieto.

Su nostalgia se confunde con la ambición: "Adoro el Ourense y O Couto, ese aroma de fútbol y ese legado que llevo dentro. La UD Ourense tiene a la gente detrás, empujando, aunque también sabemos que ese público es exigente. Algún jugador puede abstraerse de esa tensión, pero no deja de ser una tensión bonita. Lo que se busca a principio de temporada es esto, llegar al final jugándote las habas, y pensar en encarar y ganarle los duelos a tu par para ayudar a que tu equipo gane".

El excentrocampista Diego Soto es de los que sigue en el club, como responsable de la cantera. Tampoco podrá estar hoy en O Couto, pero hace una confesión: "Siempre me he alegrado de los éxitos de los equipos en los que jugué, pero nunca lo viví como ahora. Si se logra el ascenso lo viviré como si formase parte del vestuario, aunque sea a distancia".

Con dos ascensos a Tercera en su currículo, Diego Soto ve al plantel en su mejor momento para completar el reto. "En el equipo hay jugadores con mucho vivido en el fútbol, aunque la transcendencia y la repercusión que tiene este club les está haciendo vivir una temporada muy importante, con cierta presión. Hubo momentos en que ese apoyo dificultó las cosas y otros que lo hizo más fácil. Lo que queda ahora ya no depende solo del entorno, sino de lo acertados que estén ellos y el rival", explica el exunionista.

"Tienen que tener ilusión y unas ganas tremendas de que llegue el partido, de comerse el mundo, de ganar y de ascender", asegura un Diego Soto que tuvo pronto consciencia de lo que significaba la UD Ourense. "Pudo pasar esto que está pasando, o que fueran las cosas mejor. El riesgo era que en el intento de hacer un equipo representativo de la ciudad se fracasase y se quedara en un experimento que muriera en una categoría provincial con pocos aficionados a su lado", subraya.

"No fue así -prosigue Diego Soto- y la apuesta y el proyecto tuvieron éxito. Desde el primer momento creí en el potencial que había y siempre pensé que esta situación de hoy podría llegar". Las bases están puestas, pero el futuro exige más esfuerzo en Preferente o en Tercera, señala: "Ahora las cosas se complican y hay que acertar y hacerlo muy bien para seguir cosechando éxitos deportivos, económicos y sociales. No llega solo con buena voluntad. Ya se vio todo lo que hubo que hacer esta temporada con jugadores y un cuerpo técnico profesional para llegar a estas alturas con opciones de ascenso. Solo juntando amigos como en otras categorías no llega, hay que afinar".

La percepción que tiene del partido de esta tarde Roberto Almeida, autor del primer gol en liga de la UD Ourense y de uno de los tres tantos que le dio al ascenso al Ourense B ante el Grove en su etapa en la cantera rojilla, incluye ilusión y tensión: "Espero que sea mayor la ilusión porque la tensión hace que te puedas agarrotar y no dar lo que tienes. Otro dato importante es que, si no es en este partido, puede ser el siguiente. Tenemos dos balas".

También tiene una experiencia que invita a la esperanza con el pinchazo de terceros. "Con el Barbadás jugamos contra el Choco que se jugaba el ascenso. Fuimos con juveniles y no fueran capaces de ganarnos. Le pueden pesar los nervios a ellos, que son los que tienen la necesidad de ganar. Tengo confianza en que sea mañana (por hoy) y, si no, al último partido. Con la dinámica del equipo, hay que confiar al cien por cien", afirma un Almeida que ve obligatorio y merecido subir a Tercera para un club con 1.500 socios.