Imponente exhibición de autoridad del Celta en el Camp Nou, el más inasequible de los estadios de la Liga, al que el grupo de Juan Carlos Unzué pegó ayer un suculento bocado en un magnífico encuentro, el mejor en lo que va temporada. Liderado por un Iago Aspas superlativo, el conjunto vigués plantó cara sin complejos, de igual a igual, al coloso azulgrana con un fútbol brillante: agresivo en la presión, diligente con la pelota, solidario en defensa y letal a la contra, que puso en jaque al invicto equipo de Ernesto Valverde.

No solo sobrevivió el Celta a los embates de una adversario implacable. Por momentos fue también capaz de discutirle el gobierno del choque arrebatándole la pelota y, cuando tocó replegar velas, se defendió con rigor para salir disparado con mucho peligro a la contra. Supo el conjunto de Unzué superar a obstáculos que le puso el líder con sentido colectivo del juego e inusual intuición para entender en cada momento las necesidades del partido. Una y otra vez se sobrepuso el Celta a las dificultades que le fue poniendo el Barcelona, con Messi desatado, hasta igualar las fuerzas y el resultado. Incluso en los momentos de mayor apuro mostró el conjunto de Unzué personalidad para mantenerse en pie. Y eso que el preparador celeste, que planteó con inteligencia el choque, tuvo que rectificar sobre la marcha prácticamente desde que el balón echó a rodar.

Al problema que planteaba la baja de Jonny en el lateral izquierdo se sumó a primeras de cambio la baja de Sergi Gómez, que tuvo que ser sustituido en el minuto 4 por Cabral tras sufrir una luxación en el hombro derecho.

Más que por el cambio de rol de Hugo Mallo, impenetrable como lateral izquierdo, Unzué sorprendió con la titularidad de Fontás en la defensa, pero sobre todo con la presencia de Brais Méndez en medio campo en un inusual esquema de juego, un 4-4-2, con el canterano y Sisto arrimados a los costados; Lobotka y Jozabed en el eje de la medular y Aspas y Maxi Gómez en punta.

Con este traje entró el cuadro celeste con fuerza en el partido, discutiendo el balón al Barça en un trepidante ida y vuelta. Antes de que Aspas inaugurase el marcador, Brais desbarató, impidiéndole rematar, una vertiginosa galopada de Messi y Rubén atrapó un tiro lateral de Luis Suárez. Dos peligrosas llegadas de los de Valverde, a las que el Celta replicó con una diagonal envenenada de Pione Sisto hacia Brais que el centrocampista canterano estrelló contra la defensa.

En este vibrante intercambio de golpes se movía al encuentro cuando Aspas emergió desde cancha propia para descerrajar al Barça un tiro en la frente. El moañés olfateó la sangre en un error de colocación de los centrales azulgranas y se desmarcó aprovechando un movimiento en falso de Umtiti para recibir la pelota de Wass al espacio libre y cabalgar hacia el portal de Ter Stegen. El punta céltico ganó el área, asistió en boca de gol a Maxi y aprovechó luego el rechace del paradón de Ter Stegen, que desvió la pelota con una parada imposible, para inaugurar el marcador ante el estupor de la parroquia local. Pero el Barcelona tiene a Messi y, cuando el genio argentino se entona, poco puede hacerse. En solo dos minutos, el astro azulgrana igualó la contienda en una bonita jugada en el balcón del área céltica tras recibir un pase de Paulinho que no se sabe si deja pasar o no acierta a tocar Luis Suárez.

El Celta acusó el tanto y el Barça cargó con todo su arsenal en busca el segundo, que pudo llegar en un gol legal anulado a Luis Suárez por fuera de juego.

Los azulgranas acapararon la pelota y llegaron en oleada al portal de Rubén Blanco, que se agigantó para desactivar el peligro. El mosense rechazó un potente disparo de Luis Suárez que Messi estrelló luego en la madera y evitó no mucho después con una formidable estirada que el uruguayo remachase de cabeza al fondo de las mallas un gran centro de Rakitic. Conjurado el peligro, el Celta volvió a meterse en el partido y niveló el juego generando un par de ocasiones claras. Piqué despejó providencialmente, impidiendo a Wass cazar el balón, un buen centro de Brais que pasó sobre Maxi y Aspas; y poco antes del descanso el danés remató fuera una buena acción a la contra.

Pero el Barça no aflojó tras el intervalo y Paulinho cortejó el segundo. El brasileño superó con suma facilidad el marcaje de Fontás y ganó el área chica, pero apuró demasiado la jugada y acabó rematando fuera con Rubén prácticamente vencido. La acción fue el preludio del segundo tanto azulgrana, una pequeña obra de arte firmada por Luis Suárez tras una vertiginosa pared entre Messi y Jordi Alba.

El campo parecía inclinarse definitivamente hacia los de Valverde, que cargaron contra el portal céltico con la tenacidad de un perro de presa. Messi rozó el tercero con un cabezazo imponente que Rubén desbarató con otra intervención portentosa. Pero si el Barça tiene a Messi, el Celta tiene a Iago Aspas y el moañés congeló de nuevo el Camp Nou entregando en bandeja el empate a Maxi tras otra imparable galopada por la banda..

Fue la penúltima aproximación peligrosa del Celta contra el marco de los azulgranas, que todavía dispusieron de un par de buenas ocasiones para llevarse los tres puntos, primero por medio de Piqué que, solo ante Rubén, dilapidó una primorosa jugada de estrategia, y no mucho más tarde por medio de Messi, pero el argentino, en situación muy favorable, cabeceó fuera un disparo de Denis Suárez rechazado por la defensa.

Pione Sisto tuvo también el triunfo en sus botas, pero se topó de nuevo con Ter Stegen, que certificó su excelso momento de forma evitando el gol con otra mano impensable. Los últimos minutos, incluidos los cinco de prolongación, fueron del Barça, que desaprovechó su última oportunidad con un remate de Paco Alcácer que se perdió sobre el travesaño.