Ganar dos partidos seguidos se ha convertido en un imposible para el Celta de Unzué, que ayer volvió a dejar escapar ante el Sevilla una victoria que tenía en la mano desde el minuto 12, cuando Maxi Gómez acertó con un remate de cabeza tras un centro de Pione Sisto. Esta vez, al conjunto celeste le faltó pericia en el remate: desperdició cinco claras ocasiones de gol para sumar al menos un punto en su visita al Sánchez Pizjuán, cuya afición se mostró muy crítica con los de Berizzo hasta que Muriel y Nolito le dieron la vuelta al marcador -también con remates de cabeza- en apenas doce minutos, poco antes del descanso y nada más reanudarse la segunda parte.

En un duelo tan emotivo por el reencuentro de jugadores y técnicos que han pasado por ambos clubes, la intensidad del juego y la incertidumbre por el resultado se mantuvieron hasta el último segundo porque el Celta no desistió ni un instante en busca de la portería de Soria, en un duelo abierto, de ida y vuelta, como tantos de los que disfrutó y sufrió el celtismo en los últimos años. Esta vez, el premio de Berizzo no era para compartir con el Celta, que con Unzué va construyendo un proyecto tan ilusionante como el obtenido por el técnico argentino en Vigo.

Al conjunto celeste le falta encadenar varios resultados positivos para reforzar la confianza en un juego que sigue basándose en el buen gusto, en el toque, en una excelente estrategia y en la osadía por buscar siempre el gol.

Ayer, como le había ocurrido ante el Atlético de Madrid, el Celta ofreció un juego más variado y rico que su oponente, pero Maxi, en tres ocasiones, Hernández y Mallo erraron ocasiones clarísimas.

El Sevilla mejoró con el marcador a favor y supo conservar la ventaja cuando los célticos buscaban el empate porque Berizzo propició la gestión del balón por parte de los suyos, con la entrada de Banega y de Krohn-Dehli, cuando Unzué decidió jugar a tumba abierta, recurriendo a todo su arsenal ofensivo (Aspas, Maxi y Guidetti). Pero la apuesta del técnico navarro, como ocurrió contra el Atlético, tampoco funcionó en esta ocasión y el Celta se marchó de Sevilla con la sensación de haber dejado escapar una buena ocasión para sumar un empate e incluso para enganchar dos victorias por primera vez en esta Liga. Los célticos pierden de nuevo el paso hacia la zona noble de la clasificación y han de conformarse con un discreto duodécimo puesto, a la espera de que concluya la jornada.

Ayer, el Celta afrontaba un reto complicado, ante un Sevilla que lleva un año sin perder en casa un partido de Liga. El Barcelona fue el último en conquistar el Sánchez Pizjuán. Este estadio es el que mejor sienta a los celestes en este siglo, pues había sumado seis triunfos en once duelos. El primero contra Berizzo comenzó con un aviso de Muriel, pero despejó Rubén Blanco, al que el rival obligaba a jugar en largo.

Pero el equipo de Unzué maneja cada vez más variables futbolísticas. Se ha convertido en un especialista en la estrategia. Como en Eibar, Sisto aprovechó una falta lateral para colgar el balón al área. Allí apareció Maxi Gómez para elevarse sobre una pareja de centrales improvisada por Berizzo antes las bajas en defensa. El balón describió una parábola y sorprendió a Soria adelantado.

Maxi, que tiene sobre la mesa un suculento contrato del Beijing Guoan para marcharse en enero a la Superliga china, anotaba su séptimo tanto de la temporada. Era, además, el primero de cabeza que encajaba el Sevilla en este curso.

Con el gol en contra, el conjunto andaluz se desorganizó, perdió confianza y sufrió la ira de su afición. Solo Franco, el Mudo, Vázquez ponía en aprietos al Celta, que perdió la eficacia que tan buenos resultados le había dado a domicilio. Maxi Gómez falló un remate de cabeza más fácil y claro que el del gol, tras un excelente centro de Wass, para quien esta cita también era especial por el intéres del Sevilla en contratarlo. Ayer, el danés volvió a demostrar que es un jugador muy interesante por compromiso y polivalencia.

Después de que Jonny salvase un remate de Vázquez que se marchaba a gol, el árbitro anuló un tanto de Sisto por controlar el balón con la mano. El centrocampista argentino del Sevilla dio otro susto antes de que Muriel empatara, en una jugada parecida a la del gol del Celta: Geis lanzó una falta lateral y el colombiano remató de cabeza ante Jonny.

Desde el banquillo céltico se reclamó una posible falta al vigués y el árbitro expulsó a Robert Moreno, segundo de Unzué.

La primera parte acabó con un remate de Nolito que Rubén despejó a córner. El gaditano fue el protagonista de la primera acción de la reanudación. El excéltico remató de cabeza un centro de Sarabia, que había superado a Jonny. En apenas doce minutos, el Sevilla le daba la vuelta al marcador después de sufrir las protestas de su público por dejarse dominar por un Celta que tuvo el empate en el minuto 52, pero Maxi falló el remate a bocajarro. Dos minutos más tarde, el Tucu Hernández lanzaba alto con la derecha un balón que le había servido Wass. En pleno asedio céltico, Aspas reclamó un penalti, pero el defensor rival había recogido los brazos sobre el cuerpo cuando le golpeó el balón.

Para robarle la pelota al Celta y reducir su presencia en ataque, Berizzo apostó por dos peloteros como Banega y Krohn-Dehli. A pesar de ello, Cabral estuvo a punto de sorprender a Soria con un remate de cabeza y Maxi falló una ocasión clarísima con la pierna derecha. También Mallo desperdició un rechace del portero del Sevilla tras una falta ejecutada por Wass. El lateral mandó el balón a las nubes cuando requería un toque sutil. Ahí se acababan las esperanzas del Celta por encadenar dos victorias seguidas, tras ganar al Athletic Club. Ahora recibe al Leganés en Balaídos, donde tendrá que sumar los tres puntos que eviten complicaciones para consolidar el proyecto de Unzué.