En el verano de 2015, Cote Iglesias dejaba Ourense, sus cometidos en la cantera de la ciudad y la camiseta unionista que apenas pudo vestir debido a una lesión, para emprender una aventura profesional en China. Tanto en colegios de Shangái, donde vistió con los colores de la UD Ourense a dos equipos, como en una academia se labró un futuro que, tras unas breves vacaciones, se presenta halagüeño.

- ¿Ha valido la pena su esfuerzo tan lejos de casa?

- Es de las decisiones de las que más orgulloso me siento o de las que menos me arrepiento en la vida. En mi marcha veo que dejo un grupo de amigos en los equipos que he entrenado y eso me llena mucho, porque los amigos son lo mejor que te da el deporte.

- ¿Qué le ha enriquecido más?

- Lo mejor ha sido ver infinidad de caras de alegría de los niños con los que he trabajado gracias al deporte que tanto nos gusta, que es el fútbol. Esas caras de felicidad, de alegría y de pasión por el fútbol, que no tenían cuando llegué porque no lo conocían, son con lo que me quedo y lo que más me anima a seguir en el tema.

- ¿Y lo más difícil en el día a día?

- Al principio fue el idioma, porque a la hora de transmitir no se me hacía fácil. A los pocos meses me puse también con el chino y ya he dirigido sesiones yo solo. A día de hoy, el idioma ya no es una barrera. Para mí, lo peor en China es la polución. Es complicado llegar a casa y a veces no encontrarte bien, y seguramente sea por la polución. Es un tema que me preocupa un poco, aunque hay máscaras y cuando se superan niveles altos no entrenamos fuera y se va llevando bien. De momento no he tenido problemas de salud, pero lo que menos me gusta de allí es eso.

- ¿Ha constatado interés por el fútbol en el país?

- El interés es total en el gobierno. Basta con ver las inversiones que están haciendo en la Superliga y también están muy interesados en la formación de los jóvenes. En los colegios, algunos directores realmente no están muy interesados, porque ya tienen otro deporte principal, pero sí es verdad que en el 80 % a los que he ido, he visto un gran interés a las pocas semanas de empezar con ellos, porque ven que el fútbol puede aportar valores a los niños que no conocían. Allí suelen practicar muchos deportes individuales, como el tenis de mesa, el kárate o el judo y, los deportes de equipo, por lo que pude ver, no sabían hasta qué punto pueden ayudar a desarrollarte como persona, ya no solo como deportista. Y eso lo han valorado mucho.

- ¿Qué diferencias ha encontrado entre el niño que entrenaba en el colegio Jinshajiang Road y los que tenía en Salesianos?

- La diferencia más grande es que los chinos son muy dados a automatizar mucho, a seguir instrucciones. Allí se lleva que el profesor o el entrenador den muchas instrucciones de cómo hacer todo y entonces se limita mucho la capacidad del niño de decidir, comparado con los españoles. Eso es algo que limita al deportista, que le perjudica en su crecimiento y creo que también en su creatividad, que no se hace notar en muchos niños por culpa de este tipo de metodología, si se puede llamar así, que son muy autoritarias. El entrenador dice lo que hay que hacer y tienes que seguir esas pautas.

- ¿Ha incidido en ese punto con los monitores locales?

- Hemos estado formando entrenadores para hacerles ver que el niño tiene que tomar decisiones y, a partir de ahí, se podría mejorar o no, pero hay que darle autonomía y la posibilidad de que decida y se equivoque, porque al final de los errores es de lo que más se aprende. Otra diferencia que veo es que les gusta mucho ser los mejores individualmente y eso, en momentos puntuales, afecta y no ayuda al colectivo. Entonces hemos intentado inculcar que el fútbol es un deporte de equipo y que el grupo solo va a funcionar si todos reman hacia el mismo lado y no hacen la guerra por su cuenta.

- ¿Son equiparables los medios de trabajo en la formación con los que se dispone aquí?

- En los colegios me he encontrado de todo, campos que no eran ni de fútbol, sino que los adaptaban para la clase, y también campos buenos. En la academia de fútbol femenino teníamos unas instalaciones envidiables, casi de lujo, con todo tipo de material para trabajar el fútbol base. Era alto rendimiento y las niñas vivían en las propias instalaciones y estaba diseñado para dar facilidades de todo tipo.

- ¿Los clubes de élite se ocupan de la cantera?

- Los de Primera División, por lo general, no tienen muchas categorías en la base. Suelen tener un juvenil o un cadete, no más de tres equipos, y es algo que se está intentando fomentar ahora para crear bases bien organizadas, con una estructura desde cero. De hecho, la federación se está planteando imponer a todos los clubes de Primera la obligatoriedad de crear una base sólida para potenciar el fútbol base. Uno de los grandes problemas en China es que prácticamente no existen ligas federadas. No hay regulación en las ligas inferiores y eso es un problema. Considero que para que los niños puedan crecer y desarrollarse en el fútbol tiene que haber una competición semanal. La federación tiene mucho trabajo, porque son muchos y no es fácil, pero se lo están pensando y espero que pronto pueda haber ligas federadas. A partir de ahí, seguro que los niños podrán crecer muchísimo. Al final, el fútbol es juego. La progresión del niño está al 80 % en el juego.