Una selección de internos de la prisión de Pereiro de Aguiar está preparando su participación en la fase autonómica del campeonato de España de centros penitenciarios. Para la puesta a punto del torneo que se celebrará el día 10 de marzo en el Manuel Anxo Cortizo de Lalín, contra los equipos de Teixeiro (A Coruña), Bonxe (Lugo) y A Lama (Pontevedra), el combinado que dirige Charli Álvarez se ejercita en las instalaciones de Oira, donde la próxima semana jugará un amistoso contra los juveniles de Liga Nacional del Ourense CF.

Por tercer año consecutivo, el técnico ourensano está al frente de la tarea más "diferente" que le ha tocado en su dilatada experiencia en los banquillos. Tiene a sus órdenes a 16 jugadores y un delegado, y todos a su vez están bajo la tutela de dos funcionarios del centro penitenciario. En el caso que le ocupa, nunca ha sido menos importante ganar o perder. "Una vez que estás allí, todo el mundo quiere ganar, pero sobre todo se trata de que vivan el mundo del fútbol y de que les ayude, no de quedar campeones", explica. El objetivo es hacer piña y fortalecer a la persona, aclara: "Si fuera ya andamos a nuestra bola a diario, allí dentro todavía más. Lo que te propones es que todos remen en la misma dirección, que sean solidarios, que respeten a los compañeros y a ellos mismos y que tengan la autoestima alta respetando las normas", expone Charli Álvarez.

La anterior experiencia fue satisfactoria, afirma: "Son súper agradecidos, te dan las gracias por todo. La verdad es que la otra vez lo hicimos muy bien y el director quedó contentísimo. Al principio tenía algo de recelo por tratarse de un deporte de contacto, pero le gustó el comportamiento del equipo dentro y fuera del terreno de juego".

Para llegar a las selección, sus integrantes tienen que ganárselo en una liga que se celebra en clausura. Tras la inscripción, los equipos utilizan una cancha de fútbol sala en la que se juega con las reglas de fútbol, aunque prevalecen la integración, la deportividad y el respeto, puntualiza Charli Álvarez.

"Hay un comité de competición en el que está el funcionario, yo y un representante del equipo por si hay sanciones -detalla-. Por el resultado se obtiene una puntuación, si un jugador comete dos faltas, descansa dos minutos; cada cinco minutos hay que hacer cambios; cuando un jugador mete dos goles, no puede marcar más hasta que los otros metan dos también; si no hacen faltas se dan 10 puntos y, si las hacen, se resta".

Arbitran los propios internos, que tienen acceso a un curso de arbitraje impartido por un colegiado, así como a uno de monitor de fútbol base en el que, además del técnico de la Federación, participan un psicólogo, un médico y un árbitro. Al acabar la liga, empieza el torneo de copa y el proceso se completa con la selección de jugadores para medirse a los otros centros gallegos. "El que salga campeón el día 10 juega la fase nacional, en la que A Lama se impuso hace dos años. La final se intenta hacer coincidir en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas con un entrenamiento de la selección española absoluta", indica Charli Álvarez.

Son diez meses al año de fútbol con las máximas medidas de seguridad. Ocho equipos, con ocho jugadores, más los árbitros y las personas que se encargan del tiempo y el marcador. "La mayoría no tiene formación deportiva y, cuando te pones con ellos para hacer la selección, les enseñas a que escuchen al entrenador y a entrenar. Te planteas incluso cómo dirigirte a ellos, si decir lo de robar el balón o mejor recuperar el balón, pero al final se puede hablar igual porque se ríen mucho. La experiencia es muy positiva y muy enriquecedora", valora el seleccionador.