El año pasado fueron Adolfo, Ramón Dacosta, Fabio, Chechu, Roberto Almeida y Xurxo. Este fin de semana le tocó de nuevo a Xurxo y a Fran Álvarez, Roberto Dacosta, Senén y Xaco, todos con raíces en el Ourense, salir al césped de O Couto vestidos con históricas camisetas rojillas para recibir el trofeo de campeones de liga. Más que un homenaje, su gesto le da sentido a todo el esfuerzo volcado sobre la Unión Deportiva Ourense desde el devastador verano de 2014.

Mañana se cumplen dos años del último partido jugado por el conjunto ourensanista, la victoria que mandó a Tercera División a la Sociedad Deportiva Logroñés, con dos goles de Óscar Martínez y el de Gustavo Souto, el último del contador. A Senén, futbolista del conjunto filial por entonces, le tocó lucir la rojilla que lucía el patrocinio de Coren. La última camiseta.

Las otras cuatro utilizadas el pasado sábado evocaban momentos, incluso épocas, de felicidad. Xurxo eligió la de Segunda División, la vestida por el Ourense de finales de la década de los 90, con el nombre de Fernando Currás en la espalda y el logotipo de Caixa Ourense impreso sobre la fuente de As Burgas. Al defensa le tocaría vivir las últimas promociones de ascenso a la división de plata que se jugaron en O Couto y, señaladamente, la eliminatoria de Copa del Rey contra el Fútbol Club Barcelona, tras superar al Getafe y al Mallorca.

A Roberto Dacosta también le tocó una camiseta de su época como rojillo, con el león de Peugeot en el pecho. Fue la elástica de la última eliminatoria copera de relumbrón que se vio en O Couto, contra el Atlético de Madrid de Simeone y Torres. Con esa camiseta el Ourense inició su declive, aunque no se despediría de Segunda División B sin ganar la primera Copa Federación de su historia, en el campo del Reus. Todo sucedió en el año 2008.

Xaco se puso una edición conmemorativa de la camiseta utilizada en la campaña que cerró cuatro años penando en Tercera División. Es una prenda sin emblema de patrocinador, porque el final feliz del ascenso nunca podrá borrar las penurias que pasó el club y, en particular, las letales consecuencias que tendría para su supervivencia el incumplimiento con los grandes acreedores. El recuerdo que prevalece, sin embargo, es el de los jugadores festejando ante 5.000 aficionados su victoria ante el Laudio.

La quinta elástica empleada fue la correspondiente a la segunda equipación, de color negro, que el Ourense estrenaría precisamente en su temporada de retorno a la categoría de bronce, la penúltima de su historia. Se la enfundó Fran Álvarez en el sencillo homenaje al club desaparecido. Con el escudo levantado sobre un monolito y la segunda edición del Memorial CD Ourense en el horizonte, los jugadores, técnicos, directivos y aficionados que van de la mano en el proyecto unionista aprovechan cada oportunidad que se presenta para ponerse la piel de gallina recordando de dónde vienen.