El Ourense se ha familiarizado en la última década con los relevos con suspense en su cúpula directiva, pero casi nunca la sensación de vacío de poder había estado tan extendida como en la actualidad debido a las dificultades que en el último mes han encontrado todas las alternativas que mostraron su interés en tomar el mando. En caso de que tras la junta general extraordinaria de accionistas que está programada para mediados de la próxima semana no haya sustitutos para Alejandro Estévez y sus compañeros, el secretario del club deberá acudir de forma inmediata al Juzgado con el acta de la junta y las cuentas para comunicarle al juez que la SAD carece de órgano de gobierno. Llegados a ese punto, la liquidación está servida.

El consejo de administración del Ourense acordó el pasado 5 de mayo convocar una junta accionistas, que se celebrará en el salón de actos de la Cámara de Comercio e Industria de Ourense el próximo miércoles día 18 de junio, a las 20.00 horas, en primera convocatoria, y en segunda convocatoria, en el mismo lugar y hora, el día 19, para deliberar y adoptar acuerdos con arreglo a un orden del día que no puede ser más escueto, ya que no incluye ni un turno de ruegos y preguntas. En el primero se tratará la dimisión, renovación y nombramiento de cargos en el consejo de administración y, en el segundo, un mero trámite, la delegación de facultades para la protocolización de los acuerdos que lo exijan.

Dado que no se someterán a aprobación de los accionistas decisiones como la aprobación de un presupuesto, una ampliación de capital o un cambio de estatutos, el quórum necesario en la primera convocatoria será del 25 %, para lo que deben estar presentes o representadas algo más de 9.000 de las 38.000 acciones del capital social del Ourense. De no darse esa asistencia, la segunda convocatoria, al día siguiente, se celebraría con los títulos presentes -en el caso de las juntas ordinarias, el quórum necesario para su constitución en primera convocatoria es del 50 % y del 25 % en la segunda-.

La dimisión del consejo de administración se hará efectiva con o sin la aprobación de los accionistas, aunque la delegación de los títulos en los consejeros de turno no deja demasiado lugar a la sorpresa. A ellos les corresponderá también la decisión de votar el nombramiento de nuevos consejeros en caso de que se presente a última hora algún aspirante a dirigir el Ourense. El reto implica rescatar a la institución en uno de los peores trances financieros en sus casi 62 años de historia y con un descenso administrativo en el horizonte inmediato.