Álex Fernández separa los deseos de la realidad. Un mes después del telonazo liguero y con la denuncia colectiva de la plantilla del Ourense como espada de Damocles, el jugador reconoce que no ve "nada claro" el futuro del club al que llegó en 2011. El porvenir de una familia que crecerá en agosto con una niña está en juego y la maleta no le asusta. "Ojalá esto se arregle y salga adelante, pero lo veo muy crudo. Nos estamos moviendo para asegurar el futuro", anuncia el futbolista ourensano.

En la tensa espera desde que el balón dejó de rodar, Álex Fernández echa de menos un indicio al que aferrarse para no emigrar. "Desconectas la primera semana, pero tampoco da tiempo a más porque lo que te pasa por la cabeza es ya pensar en el próximo año y en buscar un equipo". Agrega que "por parte del club no se nos informa en ningún momento de cómo están las cosas, si vamos a cobrar o no, qué va a ser del equipo, simplemente sabes lo que se lee en la prensa".

La esperanza que se fue gestando a medida que se conocían intereses de aquí y allá por controlar el club se tornó en intranquilidad porque ninguna ha tenido la solvencia que requieren los impagos a jugadores, técnicos y empleados y la negociación bloqueada con Hacienda. Álex Fernández entiende que la situación del Ourense no ofrece las mínimas garantías para un profesional: "La experiencia que tengo en mi carrera en Segunda B, en la que he pasado por tantos problemas, es que nada te tranquiliza o deja de hacerlo hasta que ves hechos, porque no puedes fiarte de lo que te digan. En el mundo del fútbol, sin hechos no hay nada".

Particularmente compleja fue su etapa extremeña. Álex Fernández pudo rescindir su contrato con el Cerro Reyes en enero de 2010 para regresar a Lorca apenas un mes antes de que el conjunto pacense fuera excluido de la competición por dos incomparecencias en liga. Los jugadores se plantaron y el campeonato quedó cojo. Álex Fernández sostiene que ese riesgo no se dio esta temporada en Ourense, a pesar de ser una de las más conflictivas de su historia. "Sinceramente, desde el punto de vista personal son situaciones diferentes. Aquí estábamos gente joven, con más ambición, y allí había futbolistas veteranos. No temí en ningún momento que el equipo se pudiera plantar porque los jugadores teníamos claro que lo primero era el tema deportivo, tratar de ascender y ganar la Copa Federación". Considera además que la debacle financiera frustró metas mayores: "La gente de este mundillo sabe que el Ourense no estuvo luchando por la promoción hasta el final por los problemas económicos que por desgracia fueron surgiendo".

Encarando ya una quincena crucial para la supervivencia del Ourense, con la junta de accionistas fijada para el 18 de junio y la reunión de la comisión mixta AFE-RFEF que confirma las denuncias y fija los avales para el 24, Álex Fernández asume que su intención de volver a casa tras las estancias en Vigo, Lorca, en dos etapas, y Badajoz, puede haberse frustrado.

"La idea de firmar en el Ourense fue precisamente por estar cansando de dar tumbos por España sin cobrar. El equipo ascendió, se mantuvo en Segunda B y después pensabas en ese proyecto ambicioso como el que se prometió. Ourense es una ciudad importante de fútbol y siempre se podía hacer algo más el día de mañana, pero salió todo mal", lamenta.