El tiempo para temerse lo peor se acaba. Empiezan los hechos, y los que da de sí el Ourense son para temblar. La suerte está echada cuando lo más importante para el futuro de un equipo sucede antes y después del partido. Hubo prolegómeno reivindicativo con una estampa inédita. Dos capitanes, Portela y Yebra, un miembro del cuerpo técnico, Roberto Valdés, y un empleado, Antonio Dacosta, se abrieron paso por la grada para entregarle una petición de dimisión por escrito al presidente. Al acabar, tras un empate con homenaje de los dos equipos al gol desconocido, el consejo anunció su intención de dimitir. No se hará efectiva hasta la junta de accionistas de mediados de junio. Hasta entonces, solo un milagro salvará al Ourense.

El fútbol tampoco entretuvo en los 90 minutos para olvidar el futuro. El primer tiempo se consumió en una sucesión de ocasiones. Como casi siempre, el rival marca y el Ourense se queda en el intento. La inestabilidad defensiva, agravada por lesiones y sanciones, ha reducido la fiabilidad del equipo en el tramo final de liga. La inercia le ha convertido en un equipo al que no le sale nada. Con solo dos minutos jugados, Diego Torres se dio el placer del gol.

La delantera leonesa no se sintió atosigada y encadenó situaciones de peligro suficientes para marcharse en el marcador. Por suerte no le cayeron más balones al rematador culturalista. También las tuvo Iker Alegre. En el minuto 4 se le fue un remate con el interior tras pase de Óscar Martínez. En el seis se encontró con el portero en un mano a mano dedicado por Javi Hernández. Al minuto Yebra se confió en el área y Raúl Torres le interceptó la cesión al portero, pero el remate desde la línea de fondo no tomó dirección de red.

Al lateral Góngora le tocó en suerte el siguiente desliz, un resbalón tras el que Javi Hernández no encontró ángulo para disparar sobre Toño. Los espacios que dejó el Ourense dieron pie a las contras. Pato le ganó el mano a mano a Ortiz en dos tiempos y el delantero remató alto la última oportunidad antes de una tregua en el área. Hasta el 34, cuando una incursión de Javier Hernández por la derecha se quedó sin rematador. Fue el preámbulo de la expulsión que le dio un giro al partido, aunque al Ourense le cuesta horrores traducir en autoridad la superioridad numérica.

Negral cortó con la mano un balón en la frontal tras una disputa con Óscar Martínez y el árbitro dejó a la Cultural con diez. Javi Hernández envió sobre el larguero una jugosa falta en la medialuna del área. El peligro se trasladó al área local en cuanto se puso en marcha de nuevo el tiovivo del gazapo. Campillo hizo un mal apoyo y Portela cortó el pase final con riesgo de autogol.

El intento de emular la remontada de la primera vuelta en el Reino de León comenzó con un cambio en la referencia ofensiva, a la que se incorporó Gustavo Souto, y en el dibujo. Álex pasó al centro de la zaga como tercer central y a Borja Valle le dieron libertad para progresar por la izquierda. Los tres de atrás estaban amonestados antes de la hora de juego. Luis Cembranos, que había retrasado a Hedrera al centro de la zaga, robusteció la medular con Gonzalo a cambio de Raúl Torres. Javi Hernández seguía siendo el surtidor de ocasiones del Ourense. En el 51 se fue por piernas del lateral y sirvió un centro que no pudo rematar óptimamente Gustavo Souto. Noguerol apareció para conducir una contra que él mismo con un remate cruzado tras apoyarse en Borja Valle. La Cultural tuvo la sentencia en una contra frontal de Víctor que no pasó de Pato, infranqueable ayer en el mano a mano. Rubén Arce fue el elegido para darle un impulso al ataque por la derecha, en su doblete tras ganar el sábado con el filial en Pontevedra.

Llegó el turno del balón parado. El Ourense malgastó una salva de córners sin rematador. Las grietas que se abrieron en los flancos defensivos de la Cultural no fueron a más. Javi Hernández tuvo su ocasión en el 78, al cazar un balón en largo. Su disparo a media altura en el área fue desviado por Toño. La espera de gol acabó en el 82 con la jugada mejor leída del partido. Yebra colocó el balón a la espalda de la defensa y Borja Valle derribó el muro con un disparo raso desde la izquierda. La Cultural había perdonado e insistió. Una indecisión entre los centrales con el portero a media salida le dejó la pelota a Diego Torres, al que se le fue alto un remate demasiado escorado. La última la tuvo el Ourense por duplicado, en otro balón sobre la defensa, pero era partido de porteros y de empate en lo bueno y en lo malo.