Las protestas contra los impagos que están realizando los jugadores, técnicos y empleados del Ourense desde el pasado mes de febrero se cobraron ayer la tercera cabeza en el organigrama directivo del club con la dimisión del director general. Alberto Fernández anunció que deja el cargo al que accedió en el verano de 2012, aunque matizó que no lo hace solo por las medidas que están tomando los jugadores sino por motivos personales. "Llevaba tiempo dándole vueltas, pero fueron al bar de mi mujer y no puedo permitir que hagan daño al que no tiene culpa. No puedo más y tengo que elegir". A efectos prácticos, Alberto Fernández abandona su cargo de dirección en diferentes áreas del club, pero seguirá siendo consejero hasta que también pueda presentar su renuncia en la junta de accionistas. "Está claro que en algo hemos fallado porque sino no estaríamos así y asumo mi responsabilidad, pero seguiré luchando por el club para intentar sacarlo adelante, aunque sea muy difícil", aseguró.

Alberto Fernández es el tercer directivo del Ourense que presenta la dimisión en apenas dos meses. Los primeros en apartarse fueron el vicepresidente José Luis González y el secretario, Ángel González Rosas, que anunciaron su adiós también al día siguiente de conocerse el primer comunicado que hicieron público los jugadores para denunciar los impagos. Era el 3 de febrero. Posteriormente, hubo un plante de 30 segundos al comienzo del partido contra el Noja y otro comunicado para denunciar las injerencias de la directiva en el reparto de las primas de la Copa Federación. En el partido de vuelta de la final, el equipo salió al campo con una pancarta con el lema "Engañados y abandonados" y esta semana la plantilla, técnicos y empleados emitieron un nuevo comunicado pidiendo la dimisión del consejo de administración por su incapacidad para resolver el problema económico. El jueves se lo hicieron llegar a los tres consejeros que le quedan al Ourense en sus respectivos lugares de trabajo, lo que motivó una denuncia por coacciones del presidente y del vicepresidente. La desesperación con que vivirá el plantel las dos últimas semana de liga y los dos meses que le quedan a la temporada auguran nuevas reivindicaciones.