El período vacacional de los jugadores del Ourense ha empezado con una mala noticia para ocho de ellos. Uno de los futbolistas ourensanos sacrificados por el entrenador para el nuevo proyecto, Yago Sanginés, mira atrás sin rencor y habla con caballerosidad. Nunca le hubiera gustado verse fuera y lo está desde el pasado lunes, pero sobre la decepción prevalecen el agradecimiento y el orgullo de haber defendido el escudo.

- ¿Cómo ha digerido su salida del Ourense?

- Ahora ya está pensado en frío. Es una decisión que se podía dar, no quería planteármela, pero ha sido así y tengo que afrontarla de la mejor manera que no se acaba el mundo.

- Quedan atrás 150 partidos con la camiseta rojilla.

- Me da pena dejarlo por lo del año pasado, por ese ascenso que tanto costó tras años y años intentándolo. Viví el descenso en la grada con mis padres, lloré como uno más, y ascenderlo es un orgullo. Siempre lo recordaré porque fue muy bonito. Me quiero quedar con esas cosas y con que este año nadie apostaba por nosotros y quedamos de 12. Intenté aportar lo que pude y lo que me dejó el entrenador, porque no me dio los minutos deseados, pero ahora se acaba esta etapa y empieza una nueva.

- ¿Cuál es el motivo por el que no sigue en el Ourense?

- Todas las bajas que dio el entrenador fueron porque deportivamente considera que no encajamos en su proyecto. Hay que aceptarlo, le agradezco lo que me dio estos dos años y también a esta directiva porque se le ve involucrada en el proyecto. La razón de mi salida es única y exclusiva- mente deportiva. Busca otro tipo de gente, más veterana y con experiencia en Segunda B o Segunda A, y otros objetivos. Me alegro porque soy de Ourense y el Club Deportivo Ourense será siempre mi equipo y quiero que esté lo más arriba posible. De pequeño siempre iba con mis padres al Couto y me hace ilusión verlo arriba. Yo feliz de la vida. Si puedo ayudar, bien, y si no, no pasa nada.

- Se separa de una piña de extraordinaria fortaleza.

- El grupo humano que se formó es muy sano, algo difícil de encontrar. Todos nos llevamos bien y se ve en el buen entendimiento que hay en el campo. Hubo gente importante que abandonó o que no quisieron que siguieran como Eder, Mouriño o Sergio Martínez y se consiguió la permanencia en una categoría tan difícil. Dimos el máximo y a falta de una jornada estábamos salvados. Eso tiene mucho mérito. Me da pena porque son muchos años, conseguí ese ascenso y dejo muchos amigos, pero es lo que toca. El fútbol tiene estas cosas.

- ¿Se sintió incomprendido en algún momento?

- Quien me conoce y con las personas que trato son los que conocen mi forma de ser. La afición nunca sabe cómo es un jugador. Unos apoyaron y otros no, pero les estoy muy agradecido. No tengo nada malo que decir. Viví buenos momentos y prefiero quedarme con eso.

- Dos salidas de O Couto con dos sabores opuestos.

- La otra vez decidí irme yo y ahora no cuentan conmigo, pero quizás tenga mucha más ilusión este año que la otra vez. He aprendido bastante como futbolista y como persona y eso me va a ayudar a seguir en Segunda B.

- Ha vivido la etapa de regeneración del club. ¿Qué le augura a corto plazo?

- Viví la penuria de la primera temporada después del descenso e incluso en esta pasada pretemporada hubo un momento en que no había ni agua. Aún así entrenamos a 40 grados. Al final conseguimos el objetivo y tiene mucho mérito. Desde fuera no se sabe el trabajo que hubo que hacer para llegar a donde llegamos. Ahora parece que el club avanza y ojalá vaya todo para adelante. Le deseo lo mejor al Ourense y sobre todo ahora que con esta directiva está cogiendo algo de aire.

- ¿Qué sabe de su futuro?

- Nada. Mi representante me dijo que me fuese de vacaciones y que al volver ya hablaríamos. Mi intención es seguir en Segunda B, pero hasta última hora nunca se sabe. Ahora lo que quiero es coger fuerzas, que el año fue muy duro.