El partido de la última jornada de liga en Tercera División entre el Compostela y el As Pontes se redujo a apenas 30 minutos para el colegiado ourensano Álvaro Formoso Doval. Un paso en falso sobre el césped de San Lázaro se cobró un esguince de grado 1 en su tobillo derecho.

El contratiempo le impidió reanudar su arbitraje, por lo que su primer asistente, Pozo Álvarez, tuvo que completar el partido con la ayuda del tercer componente del equipo arbitral, Diéguez Novoa. El colegiado principal accedió al relevo en el vestuario, tras ser supervisado por el médico y el fisioterapeuta.

El dolor era insoportable, recuerda: "Fue en una carrera hacia atrás, pisé mal y al caerme hice toda la fuerza en el tobillo y se acabó". Tras recibir los primeros cuidados sobre el césped, decidieron retirarse al vestuario de San Lázaro. El partido estuvo interrumpido 15 minutos, el tiempo que necesitó Formoso Doval para convencerse de que era imposible continuar debido al fuerte dolor: "Me evaluaron el tobillo y me dijeron que tomara yo la decisión, pero que ellos creían que no podría seguir arbitrando con el tobillo así".

El colegiado ourensano cedió el testigo con un 2-0 en el marcador de un partido que no tenía trascendencia en la clasificación, aunque reconoce que "siempre queda mal sabor de boca" por encontrarse con una lesión en la despedida para una temporada con un balance satisfactorio. Formoso Doval tiene 23 años, es su segunda campaña en Tercera División y se arma de humor para pasar página: "Ya me había lesionado una vez en Preferente. En un Lemos-Laracha tuve una luxación rodilla. Fueron las dos veces que salí aplaudido del campo".