El Club Ourense Baloncesto se tendrá que jugar todo a una carta mañana en el Palacio de Deportes de Logroño ante el Knet Rioja para mantener la categoría en la LEB Oro al perder ayer en el Pazo Paco Paz. A falta de 9 segundos, con ventaja en el marcador (64-62), un triple de Alberto Ruiz de Galarreta le dio la victoria a los riojanos.

La salida de los riojanos fue totalmente distinta a la del tercer partido y se reflejó pronto en el dominio del partido y del marcador. La rotación de balón de los de Sala fue casi perfecta en ataque y el equilibro entre juego interior y exterior mucha más eficiente y lógico que lo visto hasta ahora en la serie. David Mesa era el que daba equilibrio al juego interior y como en la tónica de la serie anotaba con fluidez en posiciones de media distancia, Uriz marcaba el tiempo de partido que más le interesaba a los riojanos y Galarreta y Mejeris empezaban a anotar con fluidez. Así empezaron las diferencias en el marcador que ya al finalizar el primer cuarto eran siete (14-21) y la sensación era que Knet tenía el partido controlado.

La intensidad defensiva fue quizás el factor diferencial y que le dio un plus desde el inicio. El control del rebote era total y en el COB no había jugadores determinantes y sí precipitación y nerviosismo en cada acción de ataque. Se esperaba que apareciese Barbour, pero la defensa de Sala y el nerviosismo del propio jugador fue hundiéndole un poco más con el paso de los minutos y sin que viese aro. Esa era otra buena señal para los riojanos, que solo esperaban la entrada de Gibbs para ver si la reacción local llegaba como en el tercer partido.

En esta ocasión Jesús Sala tenía la lección aprendida y apostó por Arévalo para frenar al americano y lo logró porque ni lograba entrar en juego ni conseguir anotar con fluidez. De ahí que en el segundo cuarto el desconcierto llegase a las filas locales, que estaban fuera de partido y llegaron a perder hasta por 16 puntos (19-35) a falta de 1:50 para el descanso. La defensa riojana, con alternativas entre individual, zona y presión, todavía dificultó más el ataque local, que además no tenía recursos tácticos para contestar a las dificultades planteadas y el aro cada minuto se les hacía más pequeño. El resultado fueron tan sólo ocho puntos en el segundo cuarto encajados por el Knet y la sensación de que el choque estaba totalmente controlado, aunque el marcador no reflejaba la aplastante superioridad que había en la pista (22-36). Todo quedaba a expensas de los dos últimos cuartos en los que Knet se jugaba la posibilidad de seguir vivo y decidir en su casa ante un COB que con porcentajes del 25% en tiros de tres y dos puntos estaba claramente a merced del rival.

El descanso sirvió para que Rafa Sanz inculcase alguna arenga a sus jugadores, que salieron a la pista a falta de solo cuatro minutos para empezar el tercer cuarto. La siguiente reacción fue apostar de salida con todo su arsenal ofensivo y el partido se jugaba en que Knet siguiese con su intensidad defensiva frenando a las referencias ofensivas del COB. La salida fue desastrosa del Knet y tanto en el aspecto de intensidad como en la táctica. Bastaron tres minutos para que el COB se metiese en el partido y solo cuatro para igualar el mismo. Todas las referencias ofensivas de los locales aparecieron. Gibbs comenzó su recital habitual, Barbour y Kezdo anotaban desde el perímetro y la intensidad defensiva de los locales se multiplicaba directamente proporcional al bajón que sufría la de los riojanos. Partido nuevo y con un público que empezaba a creer en que la victoria era posible.

Fueron los peores minutos de un Knet que perdió su identidad en el juego, se olvidó de aprovechar su superioridad interior y el choque se igualó para entrar en una fase de toma y daca con todo por decidir. Así discurrieron los minutos hasta llegar a la fase definitiva de cinco minutos en los que se llegó con igualdad absoluta (52-52). Knet volvía a decidir apostar por su ventaja interior, pero fallaron tiros fáciles y el criterio arbitral tampoco era ecuánime para ambos conjuntos. Así el choque se iba a decidir desde los tiros libres. La presión llegó a jugadores claves y mínimos fallos dejaron todo abierto para los últimos 16 segundos con 64-62 en el marcador, pero previamente habían sido dos rebotes de ataque claves para que Knet siguiese con vida y ahí apareció Galarreta con su canasta.