Es uno de los tramos habituales del Rali do Cocido desde que se inició la prueba dentro del Gallego de Asfalto. La organización ha querido que en esta ocasión recupere la zona final, con las conocidas horquillas de Soutolongo, después de que en la pasada edición se prescindiera de ella. Se trata de un tramo muy bonito, pero a la vez complicado, tal y como siempre han manifestado todos los pilotos participantes. Es conocida su rapidez con la mítica bajada a Ponteamoas, en la que un error puede costar muy caro a los participantes en la prueba. Tanto la zona final, muy sucia y rota, como la inicial, dotada de una gran rapidez, son muy espectaculares para los aficionados presentes.