Pere Tobaruela llegó a Rois "de rebote". El amor fue el culpable del cambio más radical de su vida. Aceptado el nuevo escenario, el vivaz escritor no se amedrentó, aprendió el idioma rápidamente, se adentró en la cultura gallega y pronto se mimetizó con el entorno. La modificación del marco no le hizo cambiar sin embargo su pasión por el deporte. Hasta hace poco más de un año compitió a un alto nivel dentro del mundo del atletismo. Durante muchas temporadas lo hizo en las filas del Celta de Vigo y ya en sus últimos años lo hizo en el Atletismo San Sebastián. A los 47 años decidió dejarlo, asumiendo que su cuerpo no era capaz de mantener la exigencia. En ese punto, el fútbol gaélico se cruzó en su camino.

"El gaélico es un deporte colectivo y era algo que me apetecía probar. Me junté con el Compostela en un proyecto que no consiguió ir arriba. A través de Corba, el delegado del fútbol gaélico en España, se nos abrieron las puertas del Irmandinhos y varios aceptamos venir a A Estrada para crear un equipo B en los Irmandinhos", relata el escritor para explicar su llegada al equipo estradense. Inicialmente Tobaruela llegó al equipo estradense como jugador, aunque un mal golpe le impidió llegar a debutar con el Braithreachas. "Una semana antes de nuestro debut recibí un golpe y perdí el conocimiento. En ese momento decidí que, a mi edad, era mejor dejarlo. Estaba sin embargo vacante el puesto de entrenador de ese segundo equipo y me lo ofrecieron. Terminé aceptando", recuerda.

A partir de ahí, Tobaruela inició una nueva etapa en el fúbtol gaélico que arrancó con el necesario aprendizaje. "Tengo el título de entrenador de deporte base pero necesitaba aprender más sobre fútbol gaélico. En eso me ayudó mucho Sito, el entrenador del Irmandinhos", explicó el técnico. "Ahora llevo más de un año aquí. Por mi edad también me ofrecieron entrar en la junta directiva y en la última renovación entré como vicepresidente. Ahora intento aportar mi experiencia en todos los sentidos. Hay que tirar para delante con este carro, algo que siempre es complejo. En este club encontré sin embargo un grupo muy bueno de personas y ya lo siento también como mío", manifestó.

El camino de Tobaruela hacia el banquillo del Braithreachas es una etapa más en el peregrinar de un hombre acostumbrado a los cambios. "Nací en Barcelona, de padres andaluces emigrados. Hace diez años me tocó vivir a mí la emigración a Galicia. Ellos lo hicieron por circunstancias económicas lo mío fue por amor", recuerda. A partir de ahí, se propuso adaptarse al nuevo entorno cuanto antes. "Tengo una vecina que se llama Otilia que hacía un gran esfuerzo para hablar conmigo. Fui practicando con ella y a los diez meses ya estaba escribiendo en gallego. Fue rápido pero creo que los que nos dedicamos a escribir tenemos más facilidad para aprender idiomas", explicó.

A partir de ahí, el gallego se convirtió en el idioma de sus relatos, los primeros pequeños, los siguientes, un poco más ambiciosos. "Lo primero que publiqué en gallego necesitó indudablemente de muchas correcciones pero después ya fui creciendo a nivel literario. Ahora estoy en la escudería de Xerais", afirma con orgullo. Con la editorial comenzaron a surgir nuevos proyectos literarios. "Cuando uno tiene una sensibilidad se termina metiendo en muchas cosas a la vez", reconoce el escritor.

Uno de esos proyectos es Formig4s, un cómic para niños y no tan niños en el que él se encarga de poner la letra mientras que Andrés Meixide pone los dibujos. "Manolo Bragado me propuso buscar algo para difundir la geografía y la historia entre los niños de una forma amena. Así surgió Formig4s, un cómic en el que un grupo de hormigas viven aventuras por el mundo adelante. Explicamos el mundo y lo hacemos en gallego", relata.

En cuanto a la conjugación entre su vida como escritor y su labor como entrenador y directivo en el Irmandinhos, Tobaruela entiende que son dos facetas de su vida que le aportan cosas diferentes. "Me expreso a través de la literatura pero socializo con el deporte. Son dos mundos que a veces también tienen cosas que ver. Hace poco recibimos el premio San Martiño por el uso del gallego por ejemplo. Se ve que el deporte también puede ser una buena forma de hacer país", afirma al tiempo que no se marca un fin de su etapa en el club. "Estoy muy bien en el club. No tengo pensado dejarlo ni tengo fecha de caducidad. En mi vida estoy acostumbrado a mezclarlo todo", explicó el entrenador.