Segunda victoria consecutiva de los de Manuel Núñez tras su llegada al banquillo del Céltiga. Más meritoria además al hacerlo ante un rival que venía de sumar tres triunfos y en un campo tan exigente como el de A Magdalena.

El partido no tuvo ritmo en ninguna fase del partido. Los locales buscaban tener la iniciativa pero las constantes imprecisiones en la zona central provocaba que las llegadas al área fueran escasas por parte local y siempre más por empuje que por calidad o velocidad. El Céltiga, con las líneas muy juntas, controló el partido en estos primeros 45 minutos.

Tras el descanso llegó el gol del Céltiga, obra de su ariete Uru, que exhibió su olfato de gol cuando solo habían transcurrido dos minutos. Entonces le llegaron las prisas a los verdiblancos. Y con las prisas llegó la precipitación, los malos pases y las decisiones equivocadas. Los de Gilsanz tiraron de casta y empuje para lograr el empate y tuvieron alguna aproximación peligrosa pero con el paso de los minutos los de la Illa de Arousa se creyeron que podrían sumar los tres puntos y se dejaron la piel en cada acción defensiva.

La sensación de equipo dada por el Céltiga durante los noventa minutos fue la mejor lectura que dejó el triunfo en Vilalba.