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"Me confieso un enamorado de la base, pero la oportunidad hay que ganársela"

- Dos ascensos consecutivos, uno con juveniles y otro en su primer año al frente del equipo sénior. No podrá estar más satisfecho de su trabajo.

- La verdad es que estoy muy satisfecho con lo que hemos conseguido y con la trayectoria que llevamos en los banquillos, ya que antes de llegar a A Illa venía del Cambados de jugar la fase de ascenso en cadetes durante tres años seguidos.

- La renovación parece, con estos méritos, un simple trámite.

- No ha habido ningún problema. El club se dio unos días de reflexión y análisis, pero mucha gente me dijo que la intención es que continuase en el banquillo, y así ha sido, porque he visto una apuesta real de confianza. Esta temporada he tenido un poder absoluto para trabajar y resultó fundamental la planificación realizada y el trabajo de los jugadores. Una buena planificación de la temporada es el 60% del éxito. Hacer bien los deberes es fundamental, a lo que se suma tener la suerte necesaria en los momentos clave.

- ¿Le impone respeto la Tercera División?

- En todas las categorías el salto siempre es importante, para eso existen. De todas formas, creo que la mayor parte del equipo puede dar un nivel importante en esa liga. Al igual que el resto, la Tercera siempre es justa con el trabajo que se hace. Lo que debemos estar es muy concienciados de que el salto va a ser muy grande y que contar con un buen presupuesto o un buen equipo en Preferente sirve de muy poco en Tercera. Lo que nos queda es seguir trabajando y creciendo como entrenador y aprender en cada partido.

- ¿Cuáles cree que son los pasos que debe dar un club de una población de solo 5.000 habitantes para asentarse en Tercera División?

- La cuestión geográfica es un handicap muy importante que influye para atraer jugadores. Por eso creo que la directiva de este club tiene un mérito enorme para conseguir configurar un presupuesto tan alto. El esfuerzo que realizan es muy importante, con un trabajo para quitarse el sombrero durante las fiestas gastronómicas. ¿Llegará? Creo que si. Ahora toca que la gente acuda más al campo, algo que ya hemos conseguido esta temporada, pero esperamos contar con más público en cada partido.

- Más gente de A Illa se identifica más con el Celta que con el Céltiga.

- No es incompatible, además, es normal, porque el Celta está en auge, lo que me choca un poco es que la gente no se involucre más con el Céltiga. A Illa siempre ha sido un pueblo muy unido, algo que se echa un poco de menos en el aspecto futbolístico, con más afición en las gradas.

- Usted ha mantenido hasta febrero cuatro días de entrenamiento en Preferente.

- Soy un entrenador de club y creo que soy honrado en mi trabajo. Estas cosas fueron las únicas que podía prometer al inicio de la pasada temporada, por eso puse ese ritmo de entrenamientos. En el mes de febrero, creí más oportuno bajar a tres días y realizar más una labor de gestión de grupo. Creo que el ascenso premió ese trabajo.

- Es decir que las catorce victorias en 19 partidos en la segunda vuelta no fueron fruto de la casualidad.

- Desde el principio traté de que el equipo no fuese previsible. En la plantilla contábamos con jugadores para buscar diferentes alternativas de juego, lo que nos permitió repartir los minutos entre ellos. No resulta fácil gestionar una plantilla, pero conseguimos mantener el vestuario unido hasta el final, incluso en los malos momentos que pasamos durante la temporada. Hay que tener en cuenta que el 80% de la plantilla era nueva y tuvimos que pagar el peaje de la adaptación. La derrota en Ourense fue el gran punto de inflexión. Dimos con la tecla en el aspecto defensivo y pasamos a encajar muy poco. Ese hecho nos dio mucha más seguridad y nos dio ese plus de ser más equipo. Creo que fue ahí donde estuvo la clave del éxito, a lo que se suma que tuvimos tranquilidad cuando el Gondomar estuvo a diez puntos de distancia y veíamos muy lejos un ascenso que, en el interior del vestuario, queríamos. Mi objetivo, desde el principio, era quedar primeros, porque consideraba que tenía una plantilla para ello.

- ¿Ha visto reflejado en el equipo su idea de fútbol, al margen de los resultados?

- Todos los equipos se pueden mejorar en muchas facetas. Apostamos por trabajar una idea de fútbol, aunque en algunos tramos de la temporada nos faltó verticalidad y profundidad. Uno de los lunares fue el juego de contraataque. De todas formas, el juego de un equipo debe ser un proceso de rodaje continuo, perfilando lo que se quiere hacer. En nuestro caso, pocas veces improvisamos, aunque es cierto que, en algunas ocasiones, nos faltó un plan B.

- ¿Por dónde pasa esa idea?

- Por la posesión del balón, de ser nuestro equipo el protagonista y un incordio para el rival. Nuestros delanteros tienen que ser los primeros defensas. Soy muy exigente en ese aspecto. Un ejemplo de ello fue el caso de Ramón, que no hacía bien ese trabajo a principio de temporada, pero acabó la liga haciendo bien los repliegues y realizando coberturas al lateral. No es el único caso que mejoró notablemente en este aspecto, por lo que debo sentirme muy contento con todos los jugadores.

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