El Cortegada y el Celta se despidieron de la mano de la Copa Galicia. Ambos equipos dependían para clasificarse para la final de mañana ante el Universitario de Ferrol, no solo de su triunfo en Fontecarmoa sino también de que el resultado entre el Arxil y el Ensino le fuese favorable para sus intereses. Al final los resultados cruzados dejaron fuera a vilagarcianas y viguesas que, al menos, han podido añadir una sesión más competitiva a su bagaje preparatorio de cara al inicio de la Liga Femenina-2.

La superioridad del equipo de Rubén Domínguez era palpable prácticamente desde la rueda de calentamiento. La diferencia de tamaño entre las pívots del Cortegada y las de su rival se medía en cuartas. Un hecho que terminó por convertirse en determinante con el paso de los minutos.

Ante esta inferioridad, Cristina Cantero propuso un juego muy abierto con prácticamente todas sus jugadoras tratando de generar ventajas a partir del uno contra uno. Una filosofía que incomodó bastante a las locales, especialmente durante todo el primer cuarto. Con un parcial de 0-5 terminó ese primer acto y con las buenas sensaciones más decantadas hacia el bando visitante.

El técnico local tenía claro que había que optar por una cocción lenta de la victoria. De ahí el elevado reparto de minutos del que se beneficiaron las debutantes Blanca Millán o Paloma Valín, que dejaron varios detalles de calidad. Sin embargo fueron Sara Gómez y Amy Syll las que llevaron la batuta en materia ofensiva con 18 de los 36 puntos de su equipo al descanso entre ambas.

Ya con un 36-24 en el ecuador, la segunda parte fue un quiero y no puedo por parte del Celta. Prueba de ello es que solo pudo capturar cuatro rebotes ofensivos en todo el encuentro por 18 de su rival. Un dato que habla a las claras de las limitaciones con las que se encontraron las viguesas para crear problemas a la defensa de un Cortegada que no tuvo al Arxil como aliado al caer ante el Ensino.