Una de las personas más importantes en el crecimiento deportivo de la entidad se llama Antonio Rodríguez. El pasado sábado disputó su última partida como jugador del Club Fontecarmoa. Razones laborales le obligan a trasladarse a Francia donde también dirigirá una escuela de ajedrez.

Valenciano de nacimiento, los avatares de la vida le llevaron a fijar su residencia en un pueblo del Bierzo en el que nació Roberto Vidal, uno de los fundadores del club. Su pasión por el ajedrez le llevó a tomar la determinación de aceptar la invitación de su amigo y sentar cátedra cada fin de semana en Vilagarcía con los jóvenes del Fontecarmoa.

Así, cada viernes, al terminar su jornada laboral completaba sus tres horas de carretera para llegar a Vilagarcía mostrando un compromiso encomiable. Incluso rechazó las ofertas de otros clubes para competir. Quería sembrar talento en Vilagarcía y el tiempo demostró que no se equivocaba.

Julio Torrado señaló que "lo que ha hecho Antonio por este club es impagable. Cada sábado, al acabar la jornada, volvía al Bierzo después de impartir cátedra con nosotros. Todo lo hacía por aprecios personales y porque se sentía muy bien entre nosotros. Siempre le estaremos agradecidos".

Tallista de profesión, en Vilagarcía demostró como contribuir a pulir el talento ajedrecístico. Los miembros del club se lo quisieron agradecer con un sentido homenaje de despedida.