Mal arbitraje de Antonio Miguel Mateu Lahoz, cuyo nivel es incluso inferior al de la categoría o lo parece. El valenciano se equivocó en contra del Celta en las pequeñas cosas. Señaló como falta el combate físico limpio y al revés. Pero en lo grueso perjudicó al Salamanca al anular un tanto por fuera de juego, que su asistente no había considerado como tal con mejor juicio. Cierto que el margen era mínimo entre Roberto Lago y Dañobeitia, pero también que la acción invitaba más a las dudas que a las certezas. Y en caso de duda, conviene recordarlo, el reglamento indica que el árbitro debe dar continuidad a la jugada.