Ocho meses después de que la Liga se pusiese en marcha, los equipos vigueses de Segunda División se van a jugar la temporada en sus últimas dos horas. El domingo a las 18 horas, Rápido de Bouzas y Celta tratarán de alcanzar la cuarta plaza para disputar el play-off de ascenso y el Coruxo tratará de escapar del angustioso descenso que sobrevuela por encima de ellos.

La pelea que librarán Rápido de Bouzas y Celta B por la cuarta plaza promete ser apasionante. Ha querido el destino que a esta fecha hayan llegados empatados en esa posición tres equipos (los dos vigueses y el Navalcarnero). Y el calendario, caprichoso, ha deparado que los tres equipos coincidan el domingo en Vigo. En el Baltasar Pujales se enfrentarán el Rápido de Bouzas con el Navalcarnero y en Barreiro lo hará el conjunto filial con un Guijuelo que no se juega nada en el envite. Tarde en la que van a saltar por los aires las tarifas de datos de los teléfonos móviles.

La decisión del Fabril de jugar el play-off pese a que la pérdida de categoría del Deportivo hace imposible su ascenso apagó el sueño que se manejaba en Vigo durante meses: colocar dos equipos en la pelea por el ascenso a Segunda. Un par de tropiezos en las últimas jornadas permitió al Fuenlabrada asegurar el tercer puesto y ahora ya solo puede quedar uno entre el Celta B y el Rápido. O tal vez ninguno.

Aunque el actual triple empate favorece en estos momentos al Rápido de Bouzas (para que se repita la situación el domingo a las 20 horas tendría que darse un empate en ambos partidos), el único que no depende de ningún otro resultado es el Navalcarnero que si gana en el Pujales habrá asegurado el cuarto puesto porque le favorece un posible empate a puntos con el Celta B. En cambio, los madrileños saben que el empate también les condena porque ninguna combinación les permitiría adelantar a los de Bouzas. Eso lleva a pensar en un Navalcarnero que no podrá especular en absoluto en Bouzas.

Los casos del Rápido de Bouzas y del Celta B ofrecen algún matiz más. El caso más curioso se produce en caso de que ambos consigan la victoria porque en ese caso tendría que ir a la diferencia de goles. Como el coeficiente particular está igualado (1-0 en Barreiro para el filial y 2-1 en Bouzas para los aurinegros), acudirían al general. Ahora mismo el Rápido tiene una diferencia de goles de +11 mientras que el Celta B la tiene de +9. Si contamos con la victoria del equipo de Borja Jiménez por la mínima, los de Rubén Albés tendrían que imponerse por tres goles al Guijuelo para voltear la situación. Y si ganasen por un margen de dos, el filial debería hacer por cuatro de diferencia. Y así sucesivamente. Teniendo en cuenta que ninguno de los dos equipos son prodigios anotadores en lo que va de Liga (hay diez equipos en su grupo que han marcado más goles que ellos), el detalle de la ventaja con la que arranca el Rápido de Bouzas puede ser un factor muy importante. Eso si consigue imponerse en el duelo apasionante que les espera ante el Navalcarnero.

El Celta B lo tiene más sencillo a la hora de calibrar sus opciones. Una victoria corta solo le vale en caso de que empaten en el Baltasar Pujales con lo que su idea desde el comienzo debe ser la de golear con contundencia al Guijuelo para hacer crecer sus opciones.

Podría darse el caso delirante incluso de que los dos equipos vigueses ganasen y empatasen a todo. Para ello el Rápido tendría que conseguir una victoria por la mínima recibiendo al menos tres goles (4-3, 5-4 y así sucesivamente) y el Celta B ganar por tres de diferencia igualándoles en goles marcados y encajados. Una probabilidad entre un millón que llevaría la resolución de la cuarta plaza al juego limpio. Un imposible pero que sirve para entender lo apretada que está la pelea por esa cuarta plaza por la que suspiran Rápido de Bouzas y Celta B.