Fue un comienzo de pesadilla. Otro gol nada más comenzar. La tarde se avecinaba aciaga. La historia era conocida y amenazaba con tener el mismo final que casi siempre. Un gol en los primeros minutos que conduce a la derrota. Como contra el Celta B, el Rayo Majadahonda, el Rápido de Bouzas o el Toledo.

Pero esta vez, el Pontevedra superó sus miedos. El equipo granate dejó atrás ese mal sueño inicial y se enfrentó a la situación con valentía. Pronto encontró el empate. Ese subidón le hizo agarrar la remontada para no soltarla y acabar sellando una victoria que sí hace soñar a equipo y afición con la permanencia, un objetivo menor pero mucho más trascendental para el futuro que cualquier otra aspiración más elevada.

Iván Martín sobresalió y convirtió en puntos su propio trabajo y el del colectivo que le secundó. Él fue la punta de la lanza que acabó con los fantasmas, después de un comienzo que fue un déjà vu. El Pontevedra volvía a pagar muy caro un inicio pírrico de partido. En su primer ataque, el Fuenlabrada lograba generar una ventaja por su banda izquierda y Fran García tenía tiempo y espacio para centrar con comodidad al área. Nadie fue capaz de cazar en un primer momento su balón raso, pero la pelota quedó muerta y Dioni fusiló a Edu.

La falta de contundencia inicial volvía a repetirse. Pero el equipo granate apenas tardó tres minutos en poner las cosas como al principio. y en el minuto 9 ya iba por delante en el marcador (2-1).

Pasarón se frotaba los ojos. El Pontevedra estaba desconocido. Se subió a la cresta de la ola y ya no se bajó. Porque el Fuenla siguió llegando, pero Edu reclamó su cota de protagonismo. El choque era vibrante y el ritmo no decayó en la segunda mitad. El Fuenlabrada redobló su apuesta ofensiva. Pero erró atrás y un Pontevedra sediento no perdonó. Era el minuto 55. Quedaba un mundo, pero el 3-1 auguraba un buen final.

Y así fue. Porque el Fuenlabrada lo intentó, pero apenas inquietó a Edu en un cabezazo de Arruabarrena que el de Tui sacó bajo palos, pese a que el equipo visitante reclamó gol. El Pontevedra supo estar sólido y asustar en alguna contra para que los minutos fuesen pasando y amarrar un resultado que vale oro y que le da oxígeno en su carrera hacia la permanencia.