El apellido Cantero precede a Colinas en su sociedad baloncestística desde el pasado fin de semana. Al menos en lo que toca a Liga Femenina 2. La entrenadora celeste, que tomó el equipo sénior en 2015, ha sumado su 35ª victoria en la categoría. El director deportivo se quedó en 34 cuando ocupaba el banquillo (2012-2015). Aunque le añade ocho de la campaña 2011-2012 en máxima categoría, que le valieron una permanencia a la que la entidad renunciaría por responsabilidad financiera. Ahora el Celta intenta retomar su sitio en la élite y Cantero sueña con superar también ese registro de Colinas más pronto que tarde: "Eso estaría muy bien".

"Son episodios vitales, cosas que tienen que suceder", se resigna Carlos Colinas con buen humor. El adelantamiento estadístico, igualmente en porcentaje de victorias (55,5% por 53,1%), no le hace sentirse destronado. Si acaso, le sugiere un memento biológico: "Nos hacemos mayores. Unos salimos de circulación, otros llegan". Cristina Cantero refrenda: "Coincide con el momento en que logras una temporada como la actual. En el resto sus números y los míos son similares, con doce, trece victorias... Depende mucho de que acertemos con los fichajes, con la estructura, y esa la construye él. Así que tiene parte del mérito".

La carrera se resuelve sin aspavientos en la intimidad. Carlos Colinas y Cristina Cantero forman pareja sentimental desde hace muchos años. Situación que fue incómoda en un periodo muy concreto y con otros roles, como jugadora y entrenador. La andaluza, que había militado en Linares, Vilagarcía y Cortegada, fichó por el Mann Filter. Colinas, al que había conocido en Galicia, dirigía la plantilla maña. "Cuando compartimos vestuario en Zaragoza fue un año muy duro", confiesa Cantero en perspectiva. "Es una plaza difícil y el día a día resultó complicado". Colinas acota: "Y eso que hicimos un temporadón y quedamos terceros".

Tan escaldada quedó Cantero que se mudó al Celta. Y de celeste estaba cuando el presidente, Paco Araújo, pensó en Colinas durante un breve paréntesis de Miguel Méndez.

- Fíchalo pero yo me retiro, me dedico a otra cosa-, le replicó Cantero.

- Pues no, entonces. Tú tienes prioridad ahora mismo.

Colinas se integró en la entidad, pero en las categorías inferiores. Estuvo un tiempo en Vilagarcía, volvió ya como director deportivo y asumió el cargo técnico cuando Méndez se mudó a Italia. Tras cuatro años regresó al despacho y entregó el relevo a Cantero, que acumulaba ocho años como preparadora en la cantera una vez retirada. Y con este reparto en vigor "no hemos tenido problemas", asegura Cantero. "La que más vulnerable se puede sentir soy yo. Al final él es el jefe. Pero llevo muchos años y me siento muy respetada por los compañeros. No siento que otros entrenadores tengan recelo, no han llegado rumores o críticas".

"Es una situación que afrontamos con absoluta profesionalidad. Nosotros a nivel interno, familiar, no hablamos más de baloncesto de lo que yo podría hablar con otro entrenador que llevase el equipo. La parte personal está separada. Intentamos ser profesionales al cien por cien en todos los detalles. Los dos entendemos cómo funciona", explica el leonés.

"Siempre pongo las cartas sobre la mesa desde el primer momento. Asumo toda la responsabilidad de la parcela deportiva. Fue así durante una década con Paco y es así con Carlos (Álvarez, el actual presidente)", dicta Colinas sobre su concepción de su puesto ejecutivo. Edifica la plantilla sénior atento a peticiones o sugerencias, sobre un diseño común, pero sin admitir injerencias. "La gente ya sabe cómo trabajo. Y ella también".

En esa distinción clara de las esferas profesional y privada, Colinas estaría dispuesto a destituir a Cantero: "Si hubiese una situación de derrotas o de vestuario destrozado, tendría que hacer un planteamiento a la junta directiva y tomar una decisión". Y Cantero constata: "El año pasado hubo un momento tenso. Y fuimos muy sinceros pero no yo respecto a él, sino respecto a la junta. Les dije que había una situación muy peligrosa y si no la sacábamos en breve habría que tomar decisiones". Establece: "Me siento una más, muy identificada con el club. Lo mismo subimos y piensan en otra línea y que no sea yo la entrenadora en Liga 1. Pues no sería yo. Seguiría en la cantera, que me encanta, o me tomaría un año sabático. Desde el respeto absoluto lo entendería".