El Deportivo mejoró su fútbol ante el Leganés con la lucidez del turco Emre Çolak, que dio alegría a los coruñeses en ataque, aunque ese despliegue ofensivo solo le llegó para marcar un gol, suficiente, eso sí para superar a los madrileños y coger oxígeno en la clasificación antes de visitar al Barcelona y recibir al Celta en los últimos partidos de 2017.

El equipo gallego afrontó el partido como una final por el calendario que se le avecina y por la necesidad de ganar después de que el triunfo del Alavés el viernes.

A los coruñeses no les pesó la responsabilidad. El técnico blanquiazul, Cristóbal Parralo, que aún no había logrado ganar como local y solo había sumado un punto de doce posibles tras ganar en su debut en Primera División en Las Palmas, entregó la batuta del juego al turco Emre Çolak en detrimento del uruguayo Fede Valverde y retrasó al costarricense Borges al medio.

Con esos retoques y la entrada de Carles Gil en la banda derecha por la baja del argentino Fede Cartabia, el Deportivo se mostró en el estadio de Riazor, asumió la iniciativa y apostó por la presión alta y rápida tras pérdida para evitar las peligrosas contras del Leganés, que ha encadenado su cuarta derrota consecutiva a domicilio.

Los madrileños, que pidieron penalti en una caída de Beauvue ante los centrales del Deportivo a los 6 minutos, cedieron el balón y tardaron muchos minutos en encontrar una vía para inquietar a Rubén Martínez.

Al conjunto coruñés le llevó menos tiempo merodear el área del Leganés y desnivelar el partido. Lo logró a los 24 minutos con un disparo de Çolak desde la frontal del área que no pudo blocar Cuéllar ni despejar con acierto el defensa coruñés del Leganés Raúl García y que aprovechó Adrián López para ver puerta en su partido cien con el Dépor en Primera.

En la segunda mitad, a pesar del primer cambio de Asier Garitano (Gumbau por el amonestado Rubén Pérez), el peso del partido lo siguió llevando el Deportivo, que quería cerrar el partido y siempre tuvo mejores opciones que un apático Leganés.