Gabriel Campo Pavón ha colgado la pala con la idea de ganarse la vida en la cocina, su otra gran pasión, a la que ve un futuro más esperanzador que en el deporte. El piragüismo le ha dado muchas alegrías, pero también disgustos de diverso tipo. En el Kayak Tudense, su club, formó el mejor barco de K-2 1.000 metros de España durante varias temporadas junto a Rubén Millán. Ambos lucharon hasta el último instante por estar en los Juegos Olímpicos de Río en 2016, cuya plaza perdieron por muy poco en el Mundial disputado en Milán. Un palo brutal del que se recuperaron con energía como demostraron en el comienzo de la temporada de 2017 tras una concentración realizada en México. En mayo afrontaban el control selectivo en Trasona (Asturias) en busca de una de las plazas para el Campeonato de Europa. Solo valía ser primeros. Protagonizaron una regata perfecta durante 800 metros, pero a falta de 200 para el final y cuando se encontraban en el primer puesto, el tiempo se detuvo. Se produjo un bloqueo en la piragua. Dejaron de remar y perdieron sus opciones. Comenzaba una nueva etapa para ellos.

Gabriel Campo Pavón se marchó a reflexionar. Estuvo dos semanas de 'vacaciones'. Al regresar le comunicó a Esteban Alonso, su entrenador, y Rubén Millán su decisión. Dejaba el piragüismo con 25 años para dedicarse a la cocina, su otra gran pasión. Ahora con el paso del tiempo desvela que "me costó mucho. Muchísimo. Y también me dolió. Pero no había otra salida. Tenía que ser responsable. Tengo familia y el dinero que recibía del piragüismo no me daba para vivir". Añade que "me dolió especialmente por Rubén Millán. Sabía que era un golpe duro para él y que lo dejaba en una situación deportiva complicada". Sus compañeros en el Kayak Tudense respetaron su decisión. "Quizás algunos no la entendieron, pero no escuché ninguna crítica, sino todo lo contrario. Recibí apoyo y muchos mensajes de ánimo", señala.

Se puede comprobar en su cuenta de Facebook. Después de estar desconectado un tiempo de las redes sociales publicó una carta en la que explicaba su nueva vida. Deportistas y muchas personas le contestaron con afecto. El palista reconoce que "han sido veinte años dedicado al piragüismo. Eso no se puede olvidar fácilmente. Pero era evidente que no podía continuar en el deporte sin recibir casi nada a cambio. Las becas bajaron y las cuentas no me daban. Tenía ganas de seguir, pero era inviable". Habla sin dudas, sereno y con la perspectiva del paso del tiempo. "Los últimos meses no han sido fáciles", señala.

Su familia más cercana apoyó su decisión. El "gruñón cariñoso", como así le llamaban algunos de sus compañeros, dejó el Kayak Tudense con "pena". Su inconfundible voz, sus gestos de ayuda a los demás y el compromiso con el deporte eran evidentes. Sin embargo, en el mes de mayo se apagó parte de esa alegría: "Quedarse fuera del Campeonato de Europa fue un duro golpe. Pero hay que asumir las cosas como vienen. Ahora ya forma parte del pasado".

Estudió cocina y logró una plaza de prácticas en el prestigioso restaurante de Martín Berasategui en Lasarte. Allí, en uno de los nueve establecimientos españoles a los que la Guía Michelin ha reconocido con tres estrellas, lleva poco más de dos meses y permenecerá en él hasta diciembre. Se rompe en elogios hacia su nuevo mentor: "Es un absoluto genio en la cocina y una persona cariñosa y que se entrega para enseñarte. Es un gustazo trabajar con él". De su nueva vida dice que "hay que tener la cabeza muy dura. Esto te exige mucho. Puede parecer muy bonito desde fuera, pero no lo es. El trabajo es intenso". Pero al mismo tiempo reconoce que "he aprendido muchas cosas. Y todavía me quedan un montón por conocer. La experiencia es apasionante".

Al igual que el piragüismo, estar entre fogones también requiere algo de psicología. Pavón desvela que "el deporte me ha ayudado mucho en esta nueva faceta de mi vida. La filosofía de la superación, el sacrificio, el control de ti mismo, la disciplina y el mejorar cada día. Quizás en eso tenga ventaja sobre alguno de mis compañeros". Reconoce que no ha visto el programa Masterchef, donde Saúl Craviotto, medallista olímpico en piragüismo, es uno de los protagonistas. "No he tenido tiempo, pero seguro que lo hará bien. Me han dicho que tiene cualidades", afirma.

Trabaja cinco días a la semana y descansa dos. Precisamente en los días libres es cuando peor lo pasa. "Cuando estoy en el restaurante me concentro y no pienso en otras cosas. Pero tengo morriña y mucha de mi familia. Estar sin ellos es muy duro. Durísimo. A eso no me acostumbro". Habla con Beatriz, su hijo Liam y sus padres siempre que sus ocupaciones se lo permiten.

Gabriel Campo Pavón es uno de los ejemplos de la obligación de cambiar el deporte por cuestiones económicas. Dice que "algún día volveré el piragüismo, sin duda". Desde que tomó la decisión han sido pocas las veces que se acercó al que ha sido su medio de vida. De momento sigue en tierra firme, pero sabe que regresará al agua en algún momento: "Por ahora estoy en otra aventura que también es apasionante".