O Gatañal ni perdona ni olvida. Su existencia está marcada a sangre y fuego por múltiples experiencias, por cicatrices indelebles cuya simple mención altera la epidermis y se adentra en lo más profundo. Ayer recibió el mejor de los bálsamos para sanar una de las más recientes y presenció la brillante victoria del Frigoríficos ante el Logroño La Rioja (30-28). Fue un triunfo construido en base a la épica, a la fe de un equipo que se aferró al marcador con uñas dientes haciendo la goma durante 52 minutos, esperando su oportunidad. Y aprovechándola para sumar dos puntos de vital importancia que sirven, de paso, para destrozar una estadística que hasta entonces hablaba de doce derrotas en doce enfrentamientos con los riojanos. De paso, los cangueses se toman cumplida revancha con un conjunto cuya curiosa derrota el año pasado ante el Villa de Aranda puso en peligro la permanencia del Cangas.

El Frigoríficos pinta bien. Completada la dura transición de la campaña pasada, en esta los tiempos se han acelerado. La adaptación de los Chapela, Menduiña, Cancio y Simic no está siendo traumática y las sensaciones ofrecidas ante Ademar y Benidorm se confirmaron ayer plenamente ante un Logroño que mandaba en el electrónico, pero sin conseguir romper el choque. Y no lo hizo porque a pesar de los errores en ataque del Cangas, el dispositivo defensivo mostró cierta solvencia.