Dice el refrán que poco dura la alegría en casa del pobre y pobre como nunca está siendo la temporada de McLaren. Ahora no fue la culpa del motor Honda, aunque la falta de prestaciones del propulsor y estar en medio del pelotón a la hora de tomar la salida siempre multiplique los riesgos. Y eso le pasó ayer en el GP de Austria a Fernando Alonso, que tras apagarse el semáforo rojo, y saliendo desde la duodécima plaza de la parrilla tuvo primero que sortear el bloqueo del Toro Rosso de Carlos Sainz y luego evitar la salida de pista del Red Bull de Max Verstappen antes de verse alcanzado por el frenazo sin tino de un desbocado Daniil Kvyat. El ruso confundió, en la primera curva del circuito, embestía en su alocada y sanferminesca carrera con el torito rojo al McLaren del piloto ovetense, al que condenaba a retirarse al garaje. Apenas trescientos metros duró la carrera austriaca (de la salida a la primera curva) para un Alonso que tras su novena plaza y los dos puntos sumados en Bakú cumplía ayer una estación más del largo vía crucis en el que se está convirtiendo su tercera campaña con el McLaren-Honda.

Sexto abandono en nueve citas del año para Fernando Alonso y segunda victoria de la temporada para un Valtteri Bottas que se está haciendo carrera a carrera merecedor a la ampliación de contrato con Mercedes. El finlandés dominó la cita austríaca de principio a fin gracias a una extraordinaria puesta a punto desde la pole -tanta que obligó a los jueces a revisar la telemetría por pensarse que podría haberse adelantado al semáforo- y gracias también a la sangre fría evidenciada en los dos últimos giros, aguantando el arreón final del Ferrari de Sebastián Vettel. El alemán tampoco forzó al máximo, consciente de que en una jugada arriesgada tenía más que perder que a ganar. La segunda plaza, con Ricciardo ocupando la tercera y dando la satisfacción a Red Bull de subir al podio en su circuito, le valía al germano para conseguir seis puntos más de ventaja sobre un Lewis Hamilton que, cuarto, volvía a quedar fuera del cajón tras haber sido quinto hace dos semanas en Azerbaiyán. Y ya son 20 los puntos a favor de Vettel en la general.

Cumplió Bottas con matrícula su objetivo de frenar a Vettel y cumplió Raikkonen, quinto en meta, con el suyo de obstaculizar todo lo posible a Hamilton. El británico, que salía octavo por una sanción de cinco plazas al haber sustituido la caja de cambios de su Mercedes, se topó en el primer tercio de carrera con un Kimi que supo poner a su Ferrari como una chicane ambulante que frenó el ritmo del inglés, que sólo logró quitárselo adelantando su paso por el garaje para cambiar los neumáticos. A pesar de su extraordinario ritmo final, marcando con un 1.07.4 la nueva vuelta rápida en carrera que borra el récord establecido por Michael Schumacher en 2003, Hamilton no pudo dar cuenta de un Ricciardo con el que llegó a ponerse en paralelo en la penúltima vuelta.

El GP de Austria, así, trajo una nueva victoria parcial de Vettel sobre Hamilton en el Mundial de pilotos y de Mercedes sobre Ferrari en el de constructores. Emocionantes doble pulso en el que Ricciardo puso la cara de felicidad en el box de Red Bull mientras Alonso vivía una nueva decepción cuando el circo prepara los bártulos para correr la próxima semana en Silverstone; una carrera que la McLaren convertía hace unos años en una gran fiesta para sus seguidores y que ahora se presenta como una nueva estación para seguir sufriendo.