Aitor de Luis, Marcos Carrera, organizadores de la Batalla de Rande de natación en aguas abiertas, descansan en la isla de San Simón con la atenta mirada de Julio Mougán, concejal de Deportes de Redondela. Los tres son las partes visibles de una prueba que se ha consolidado como una de las mejores de España. La escena se produce a las siete de la tarde, cuando el último de los 77 participantes sube el pantalán de la isla. Los 'bucaneros', como así se definieron en la salida, cumplieron el desafío. Había terminado una edición histórica, nunca antes vivida. Ganó Sergio Torres, en la categoría masculina, y la canadiense afincada en Sevilla Natasha Feth. Pero todos pueden considerarse protagonistas. Nadar 27 kilómetros en la ría viguesa no es sencillo. Hacerlo sin tener ningún problema de seguridad es una tarea titánica.

Vivir la experiencia supone entrar en un mar de sensaciones. La agitación se nota desde las siete y media de la mañana. Nadadores, organizadores, voluntarios y familiares se suben al barco que les llevará hasta las Cíes. Allí se preparan para la salida. Cuatro grupos. Entre cada uno, media hora de separación. Así hasta llegar casi al puente de Rande.

Pero antes pasan muchas cosas. Más de veinte barcos a motor siguen la prueba. Aitor de Luis lo controla todo desde su puente de mando. Ordena, dirige y está atento a cualquier alteración. "Lo repetiré las veces que sea necesario. La seguridad es primordial. No podemos fallar. Tenemos a casi 80 personas en el agua en medio de la ría. Solo eso ya supone asumir una gran responsabilidad", señala.

Cada barco está preparado para intervenir de manera rápida. "Es fundamental", dice Aitor de Luis. Los kayakistas son los que están más cerca de los nadadores. "Me duele más el cuello que los brazos", dijo uno de ellos. En los cuatro avituallamientos, que realizan todos juntos, se vuelven a rodear de barcos. Todos los ojos para vigilar parecen pocos. Los deportistas flotan y se alimentan. Piden agua, fruta, barritas? Los organizadores lo tienen previsto. No falta de nada. Aitor de Luis desvela que "conocemos lo que necesitan. Sabemos lo que nos van a pedir. Y lo fundamental es no quedarse corto".

Cuando se reanuda la marcha vuelve el ritual. El control riguroso. Se interceptan embarcaciones que pueden alterar el rumbo de la prueba. Se analiza el recorrido para evitar las corrientes más fuertes. En esta edición, los debutantes y sus familiares se mostraban impresionados por el escenario. Nadar de una isla a otra, entre delfines, que se colaron en el recorrido, bateas y por encima de los galeones de Rande es único.

La prueba transcurre con normalidad. El escenario cambia después de Rande. Es cuando la prueba se convierte en libre. Mil ojos parecen no ser suficientes. Cada nadador va a su ritmo. "Es un momento clave. Si antes tenemos que estar atentos, después ya es una concentración total. Nunca les perdemos de vista", insiste el organizador. Los barcos de apoyo van de un lado a otro sin parar.

Esta edición destacó por un novedoso sistema de seguridad. Cada deportista llevaba una bolsa con un geolocalizador. Los organizadores sabían en tiempo real la situación de cada deportista. Marcos, otro componente de la organización, estableció un puesto de control en San Simón. Permaneció más de siete horas pegado a la pantalla del ordenador. Si había alguna variación importante emitía una señal de alerta a través de las comunicaciones de la organización. No hizo falta.

Julio Mougán, concejal de deportes de Redondela, vivió todo esto en primera persona. "Los organizadores son buenos. Muy buenos. Han convertido la Batalla de Rande en un evento único en España", dice. Aitor de Luis y Marcos Carrera asienten, pero añaden que "siempre hay cosas que mejorar". El edil insiste en que "nos colocamos en el mapa deportivo nacional con algo emblemático y que todavía tiene mayor recorrido". Y Julio Mougán insiste en que "también hay darle mucho mérito a Jesús Crespo, mi compañero de corporación, que era concejal cuando le presentaron el proyecto y no dudó en aceptarlo".

Cada nadador fue recibido como un héroe en San Simón. Aitor de Luis desvela que "para casi todos ellos, lo importante es llegar. Ese es el desafío. El quedar primero o segundo se convierte en algo secundario".

Todos aquellos que completaron la cuarta edición de la Batalla de Rande llegaron cansados, pero satisfechos. El esfuerzo que realizaron fue enorme. En San Simón eran recibidos por un equipo de voluntarios, médicos y enfermeras que garantizaban su asistencia en tierra. Después de recuperarse, llegan las sonrisas. "Puedes poner que la organización es increíble. Y en mayúsculas", repiten varios de los nadadores en alta voz.