La buena trayectoria deportiva del Rápido de Bouzas le produce a su presidente, Manolo Seoane, tanto orgullo como preocupación. Los gastos se han disparado. Sin embargo, el sistema de subvenciones no premia este éxito. Seoane denuncia que las instituciones públicas ni siquiera le prestan atención. De momento, solo en el Concello de Vigo han escuchado sus quejas; sigue esperando la respuesta de Diputación y Xunta a su solicitud de una reunión.

El Rápido de Bouzas inicia este fin de semana las semifinales del play off de ascenso. El equipo juega el domingo en Santa Brígida, una localidad a 15 kilómetros de Las Palmas. La combinación de vuelos que han podido costearse obliga al equipo a regresar el lunes por la tarde. El entrenador aurinegro, Patxi Salinas, no podrá disponer de algunos jugadores por incompatibilidad laboral. Los boucenses eliminaron en cuartos de final al Cayón cántabro. Y sueñan con meterse en la final y jugar así por el ascenso a Segunda División B. Seoane calcula en 25.000 euros el dinero que la fase puede costarle, y que incluso puede irse hasta los 30.000 o 40.000 euros en diversos conceptos.

El ascenso le compensaría esa inversión. Pero de momento el primer equipo del Rápido de Bouzas sigue en Tercera División; la cuarta categoría del fútbol español, que los organismos públicos gallegos no consideran nacional. Excluyen así a estos equipos de buena parte de su listado de ayudas. El Rápido ingresa 5.000 euros de la Xunta, 20.000 del Concello de Vigo y 18.000 de la Diputación, cantidades que Seoane considera "ridículas" si las compara con lo que reciben otros clubes de fútbol y otros deportes. "El sistema de subvenciones no se ajusta a la realidad", denuncia el mandatario boucense.

Sucede además que el Rápido ha disputado Copa del Rey y Copa Federación, torneos en los que se ha enfrentado a conjuntos de otras comunidades autónomas. "Y formamos parte de la Federación Española. Claro que somos un equipo de categoría nacional", sostiene.

Seoane revela que él costeó el desplazamiento a Cayón. Y asegura que meditó seriamente la posibilidad de retirar al equipo de la segunda eliminatoria. "Pero hubiera sido muy injusto para Patxi y los chicos", explica. "El problema es que esto pone en peligro la economía de mi familia. Me miro al espejo y me pregunto qué estoy haciendo. Se siente una soledad tremendo. Es muy triste".

Al presidente del Rápido le duele además lo que entiende como desinterés de los políticos. Ayer se reunió con el concejal de Deportes de Vigo, Manel Fernández, para plantearle sus problemas. Pero sus cartas a Diputación de Pontevedra y Xunta de Galicia solicitando entrevisas siguen esperando contestación. "Y nadie nos ha felicitado por haber superado la primera eliminatoria. Se ve que nosotros no debemos ser gallegos".