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El cumpleaños redondo

El Mecalia Guardés se proclama campeón en el año que en que celebra cincuenta años de su nacimiento

Uno de los partidos en la pista de tierra del Padres Somancos. // FDV

La historia que ayer vivió su episodio cumbre comenzó cincuenta años atrás cuando un vigués nacido en el Calvario, Carlos Rodríguez Barroos, llegó en 1967 a A Guarda para dar clases de gimnasia y cubrir el tiempo libre que había en los recreos. Entre sus pertenencias llevaba el amor y la afición por el balonmano, al que había dedicado casi todo su tiempo libre. Había jugado en el Colegio Labor, en el San José, en el Santa Cristina, el Pino, el Bosco e incluso había entrenado al Lavadores cuando éste era una especie de filial del Santa Cristina.

Decidió probar entre los niños de A Guarda y la respuesta que recibió de estos le desbordó por completo. Los chavales en masa se sumaron a jugar al balonmano y la cosa no quedó ahí. "En un principio habían comenzado a jugar los chicos, pero un día se acercó a mí un grupo de chicas que me dijo que querían comenzar a jugar al balonmano" explica Rodríguez Barroos. "En un principio tuve muchas dudas. No teníamos apenas medios, las chicas apenas sabían botar el balón y no era sencillo comenzar a hacer un equipo. Incluso comenzaron a buscar el dinero para jugar, para poder comprar el material".

Y así comenzó a gestarse lo que en estos momentos es el Mecalia Guardés. Se hicieron dos equipos, el Medina Guardés en el caso de las chicas y el José Riego en el de los chicos. Campos de tierra y continuos viajes para jugar en Vigo y en Pontevedra: "Era donde se movía el balonmano a finales de los sesenta. Luego vinieron otros pueblos como Redondela, como O Rosal y la situación fue diferente, pero el esfuerzo que se hizo en aquel momento fue complicado".

Aquel arranque tuvo un pequeño lapsus cuando Rodríguez Barros se fue a la mili. Sin él en A Guarda decayó un poco la pasión y el equipo femenino se desmontó. Pero a su vuelta la actividad regresó. Fue en 1971, momento en el que ya nació el Atlético Guardés. Desde ese instante el equipo fue dando pasos hacia adelante hasta convertirse en lo que es en la actualidda. Rodríguez Barrios reconoce que para algunas cosas era más sencillo el trabajo con las chicas porque "llegaba un momento en que te quedabas sin gente en el equipo masculino. Tenía mucho que ver con la sociedad de entonces. Ellos se iban a estudiar o trabajar fuera, se iban a la mar?y los equipos tenías que volver a hacerlos de nuevo. Las chicas solían quedarse y el Guardés femenino estaba menos expuesto a ese tipo de cambios radicales".

El deporte arraigó en el pueblo e incluso logró hacerse compatible con otras tradiciones del pueblo como la de misa de doce. Recuerda entre risas Rodríguez Barrios que "la Federación nos puso los partidos a las doce de la mañana que era la hora de misa en la capilla del colegio Padres Somascos. Nosotros nos cambiábamos en el vestuario del colegio y teníamos que pasar junto a la capilla, donde se agolpaba la gente. El cura no veía bien aquello y nos generó algún problema. Pero al final conseguimos llegar a un acuerdo y todo siguió hacia adelante".

Y tanto que continuó. Ya sin Rodríguez Barros, que inició una nueva aventura en A Cañiza, el equipo femenino fue escaland posiciones. Con momentos mejores y peores hasta que llegó el momento de dar el salto definitivo. Sucedió tras unir sus pasos a los de Mecalia, la firma que se convertiría en patrocinador del equipo. En 2012 el viaje en busca de la máxima categoría finalizó y el equipo logró en Valencia el primer ascenso de su historia a la División de Honor del balonmano femenino español.

Pero no se quedaron en eso. Su intención era formar un proyecto sólido, que fuese ambicioso, que quisiese convertirse pronto en uno de los grandes conjuntos del país. Y no tardaron en conseguirlo. En unos meses alcanzaron la quinta posición. Fue el comienzo de un nuevo capítulo porque después vinieron temporadas en las que siguieron mejorando el resultado del año anterior. Cuartas, terceras...al final llegó la temporada actual en la que de la manos de José Ignacio Prades, el equipo se lanzó en busca del título. No ha dejado de perseverar hasta que finalmente superó al Bera Bera en la tabla. Ocurre todo cincuenta años después de que Rodríguez Barros pusiese los pies en A Guarda.

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