"Mañana, amigo mío, mañana", cuentan que le dijo Marcelo Díaz a Van der Vaart cuando el holandés quiso discutirle el lanzamiento de la falta que decidía el destino del Hamburgo. Pero no existía un mañana. Marcó el chileno y forzó la prórroga con el Karlsruhe, en la que el cuadro hamburgués se libraría del que hubiera sido el primer descenso de su historia. Una acción muy distinta en trascendencia pero igual en calidad a la que ayer otorgó la victoria al Celta. Rossi sufrió la falta en el borde de la frontal, agarró el balón y se dispuso a tirarla. Lo hizo Marcelo, sin embargo, por el lado de la barrera, forzando las leyes de la física en la trayectoria. Una joya entre los desperdicios. El Celta pecó de soberbia y flirteó con que el UCAM le complicase el pase a octavos. No fue así. En Copa, como en Europea League y Liga, para el Celta y Rossi sí sigue existiendo el mañana.

Berizzo ha anunciado el final de las rotaciones. Ya no reparte esfuerzos en función del calendario. El siguiente partido es la única frontera. Salvo por Señé y Rossi, la alineación se hubiera podido convalidar para la Liga. Las vacaciones invitaban a exprimir a los titulares, mitigando el estorbo de estas rondas coperas. Le sucedió también a Francisco, que debutaba en el banquillo del UCAM Murcia. Él apostó por piezas importantes porque necesita acelerar su remodelación.

Pese a la seriedad en la propuesta, pudo más el ambiente frío, como de extraño amistoso invernal. El UCAM mostró sus cartas desde el inicio. Bielsa pateó el balón para anular cualquier riesgo de pérdida cerca de su área. Sus compañeros presionaron después arriba, no con ansia de robo sino por ralentizar el despliegue celeste, interrumpiendo la conexión entre la zaga y la medular.

Los murcianos se movieron con coordinación en sus diferentes fases defensivas, tapando los pasillos interiores. Pione fue el que más se agitó en el inicio, partiendo desde la banda izquierda: obsesivo en el uno contra uno, amenazando con el tiro y el pase cruzado. El UCAM se confiaba a las incorporaciones de Collantes, que en el minuto 6 ensayó el primer disparo, y al instinto de Natalio, que hizo activarse a Sergio en el 13.

Berizzo había introducido matices en su esquema. Ya que no necesitaba al Tucu en la pelea aérea, lo retrasó junto a Marcelo y le soltó las riendas a Radoja. El serbio quiere probarse en el último tercio de cancha, se lo pide la sangre y el entrenador se lo alienta. Su creciente actividad permitió coser mejor el juego entre líneas. El Celta inicio un goteo lento pero constante de aproximaciones más afiladas: disparo de Jonny, otro de Pione cuando tenía a Rossi listo para engatillar...

Ese martilleo culminó en el minuto 28 con la triangulación frenada en falta sobre Rossi en la mediatriz de la frontal que Marcelo Díaz, insípido hasta entonces, convirtió en su maravilloso gol. Le siguieron cinco minutos de entusiasmo. Radoja pudo sentenciar. No lo hizo, el tiro se le fue demasiado cruzado y el Celta experimentó una caída de tensión que el descanso no remedió. Ese periodo de abulia culminó con un remate franco de cabeza de Vicente que Sergio atrapó con precisión. Antes, Hugo Mallo, que está a lo suyo y a lo de sus compañeros, había remediado algunos sofocos.

Francisco olió la posibilidad de incomodar al Celta e incrementó la carga ofensiva del UCAM. Berizzo introdujo a Wass para ganar movilidad. Más que despertar, sin embargo, el equipo apostó por contagiarle su letargo al balón. Pero el rival no se dejó hipnotizar. El encuentro siguió a un desliz del pánico, como el regalo de Sergi Gómez a Imaz en el minuto 87 que Sergio arregló de forma providencial, tan certero como en un trallazo a bocajarro de Collantes. Justo antes Wass había realizado el primer disparo céltico a portería de toda la segunda mitad.

Al final, al UCAM le faltó calidad en las últimas decisiones para penalizar la pereza del Celta, que amarga el maravilloso recuerdo que el juego ofrecido en San Mamés había dejado para masticar durante el descanso. El equipo alcanza la Navidad vivo en los torneos coperos, decentemente instalado en la Liga y con margen de mejora.