La Fiscalía pidió ayer 2 años de cárcel y 10 millones de euros de multa para el jugador Neymar da Silva Junior y 5 años para el expresidente del Barça Sandro Rosell por delitos de corrupción y estafa en el fichaje del delantero al fondo brasileño DIS, que tenía un 40 por ciento de sus derechos federativos. En su escrito de acusación, el fiscal de la Audiencia Nacional José Perals, que ha pedido el archivo de la causa para el presidente del Barcelona, Josep María Bartomeu, por falta de indicios contra él, reclama asimismo 8,4 millones de euros de multa para el Barcelona y 7 millones para el Santos brasileño, de donde provenía el jugador cuando fue fichado por el equipo blaugrana.

También solicita dos años de cárcel para el padre de Neymar y un año para su madre, ambos por el delito de corrupción en los negocios, el mismo que le imputa al hijo, y pide asimismo una multa de 1,4 millones de euros para la empresa familiar N&N, además de reclamar a cada uno la misma multa de 10 millones de euros que el fiscal ha pedido para el jugador. En esta causa, conocida como el caso Neymar 2, se investigan delitos de estafa y corrupción entre particulares a raíz de una querella del fondo DIS, que tenía un 40% de los derechos federativos del jugador y que se consideró engañado por lo que le pagó el Barça.

Por ello, el fiscal reclama a los acusados Rosell y Odilio Rodigues, exvicepresidente del Santos; así como al Santos y al Barça, como personas jurídicas, que indemnicen de forma conjunta a DIS con 3,2 millones de euros en concepto de responsabilidad civil.

Según el fiscal, "con la intención de ocultar el coste real del jugador", que después se supo había ascendido a 83 millones de euros, Rosell, "actuando siempre en representación del FC Barcelona", se concertó con Rodrigues y con el padre de Neymar "e idearon fragmentar el pago del fichaje del jugador en diversas partidas para lo que formalizaron una serie de contratos".

El fichaje de Neymar se llevó a cabo en dos momentos "diferenciados" y así en 2011 el Barcelona se comprometió a pagar al delantero 40 millones de euros para que jugara en el equipo catalán a partir de 2014 y le dio un adelanto de 10 millones, "impidiendo que otros clubes participaran libremente en el mercado para la adquisición de los derechos federativos".