Continúa habiendo un Pontevedra en Pasarón y otro alejado del feudo granate. En Pucela volvió a evidenciar esa situación hincando la rodilla merced a dos penaltis convertidos por Higinio que sirven al Valladolid B para tomar algo de aire en la tabla. Jacobo Trigo firmó el gol visitante en el único disparo a puerta del equipo de Luisito en la primera parte.

Acusó el Pontevedra su fría puesta en escena. Fruto de su parsimonia inicial estuvo a punto de subírsele a las barbas el filial blanquivioleta. Dos magníficas paradas del cancerbero gallego evitaron que la sangre llegara al río tan pronto.

Pero el Pontevedra era un mar de dudas en defensa y lo iba a pagar caro escasos minutos después, cuando la zaga granate falló tratando de despejar un saque de esquina y Mario Barco se vio obligado a derribar a Rai dentro del área. El colegiado no lo dudó un instante y señaló el punto de los once metros, desde donde Higinio engañaría a Edu.

La reacción del Pontevedra tuvo mucho que ver con la nueva posición que pasó a ocupar Jacobo Trigo dentro del rectángulo de juego, mucho más adelantado. De sus botas iba a nacer el tanto del empate del Pontevedra, en un saque de esquina que el medio remachó con un zapatazo cruzado en el segundo palo.

La acción, sin embargo, fue un espejismo, porque tras conseguir el empate el Pontevedra volvió a ser el equipo preocupado del arranque del partido y cedió la iniciativa al Valladolid B. Del posible 1-2 se pasó al 2-1 en un abrir y cerrar de ojos. Miguel tocó el balón con la mano dentro del área granate y el colegiado volvió a señalar penalti, materializado nuevamente por Higinio.

El colmo de la mala suerte para el Pontevedra fue el tanto que el árbitro anuló a Jacobo Trigo por presunto fuera de juego después de que el medio hubiera conectado un precioso cabezazo al fondo de la red. De ahí hasta el final del partido el Pontevedra cargó con todo sobre la portería local.