La espalda de Radoja es capaz de soportar cada vez más peso. El derbi de ayer sirve para encumbrar a Orellana, a Aspas, a Hugo Mallo, protagonistas de todas las jugadas determinantes del encuentro. Radoja aparece en las imágenes del partido. Cuesta encontrarlo. Pero su presencia en el juego del Celta es cada vez más relevante. Berizzo lleva semanas confiando en él y poniendo el foco sobre el centrocampista serbio. En varias ocasiones se ha referido a él de manera expresa en la sala de prensa para resaltar la evolución que está viviendo este futbolista de 23 años. Pocas veces esta temporada se ha hecho tan evidente como ayer.

Radoja barrió como nadie el medio del campo y en un partido complicado desde el punto de vista emocional, donde es fácil perder el sitio y desordenarse, siempre se le vio bien situado, ofreciendo a sus compañeros una solución en la mayoría de circunstancias. En este equipo con una evidente tendencia a buscar la portería contraria, alguien tiene que hacer un papel oscuro que a veces ni tan siquiera se refleja en las estadísticas que facilitan las empresas que se dedican a esta tarea. Ese hombre en el actual Celta es Radoja. Alguien que permanece en la oscuridad para que los focos alumbren a Orellana, a Iago Aspas, a Pione Sisto o a cualquiera de los futbolistas que pisan el área contraria entre las bendiciones de los aficionados. Radoja, bien secundado por Pablo Hernández y Daniel Wass (Berizzo recurrió a la versión más sólida de su medio del campo), completó un excelente partido en una semana en la que ha jugado en la serie Villarreal-Ajax-Deportivo. No se advirtió en su estado físico ni tampoco en su rendimiento general. Ahora mismo se ha hecho con un sitio en el once del que costará mucho sacarle. Sus 23 años confirman que le queda mucho por aprender todavía y que su evolución le llevará a sufrir altibajos en su rendimiento. En esa posición que ocupa nunca se deja de aprender y eso sucede con Radoja que hace semanas ya saltó a la lista de la selección absoluta serbia. Seguramente volverá a estarlo dentro de un par de semanas. Ayer Guilherme y Mosquera comprobaron en primera persona la evolución de este futbolista a quien cada vez se ve más seguro también en el manejo de la pelota y dispuesto a arriesgarse en situaciones que seguramente hace unos meses no se atrevía. Ayer Berizzo no hizo falta que le señalase en la sala de prensa. La mayoría de la gente ya lo había visto durante el partido. Él fue el ganador silencioso del partido.