La nostalgia siempre está de moda. Posiblemente sea cierto eso de que cada tiempo pasado fue mejor. Las efemérides son constantes. Tanto a nivel deportivo como en la vida en general. A pesar de atravesar una temporada ilusionante, el Celta y su afición se aferran a su historia, a esos guiños del destino que ha ido deparando en la vida del club vigués desde su fundación en agosto de 1923. Uno de esos capítulos dorados se produjo en 2003.

El Celta ya tenía ochenta años. El club atravesaba su momento más dulce. Jugaría su primera y única edición de la Champions League. El bombo, como siempre caprichoso, encuadró a los celestes en el denominado grupo de la muerte. Brujas, Milan y Ajax eran los tres primeros rivales de los vigueses en la competición de clubes más importantes del planeta. El desenlace forma parte ya de la historia de la entidad. El paralelismo con aquella época reside en aquellos dos duelos ante el potente cojunto holandés, dos partidos que se produjeron también en el mismo tramo de la fase de grupos que ahora. Trece años después Celta y Ajax miden de nuevo sus fuerzas. Ha pasado mucho tiempo, cierto, pero los dos son los grandes favoritos a estar en el bombo de dieciseisavos de la Europa League.

Aquel cara a cara de entonces era decisivo. No estaba en juego el liderato de la liguilla, sino quién acompañaría al todopoderoso Milan a la siguiente fase. El Celta tenía una de sus mejores plantillas; el Ajax, también. En las filas holandesas estaban cracks de la talla de Zlatan Ibrahimoviv, Wesley Snejder, Van der Vaart o Maxwell. Un once de garantías. La primera cita era a domicilio. El Ámsterdam Arena acogería el primer asalto. Partido duro, difícil. Con polémica. Con un árbitro algo casero y con un ‘Ibra’ que desniveló el partido con un golazo que poco antes de llegar al FC Barcelona reconocería como su tanto favorito.

El Celta estaba contra las cuerdas. Se empató en Brujas y el Milán había salido vivo de Balaídos. Dos puntos en la primera vuelta de la fase de grupos. Incluso clasificarse para la UEFA parecía lejos. Era un 4 de noviembre. La derrota en Holanda se produjo un 22 de octubre, casi trece años justos con respecto al partido de este jueves. El Coliseo vigués se tomó la revancha. Fue un partido vibrante. Emocionante. Los goles de Vagner, Luccin y Milosevic permitieron al cuadro celeste lograr su primera victoria en la Champions League. El Ajax no lo puso fácil. Sonck y Van der Vaart pusieron el sufrimiento en ese primer triunfo celeste en la cumbre del fútbol mundial

Fueron dos encuentros apasionantes. El enfrentamiento se repite en menos de 48 horas. Mil aficionados holandeses llenarán de colorido las gradas de Balaídos en la que será la primera gran cita europea de este EuroCelta. La victoria céltica supondría ser líderes de grupo y acercarse a esos dieciseisavos de final. El doble encuentro no será definitivo, pero el vencedor estará a un paso de prorrogar su continuidad en el Viejo Continente. La nostalgia está de moda. Es indudable. Pero los Mostovoi, Gustavo López o el propio Berizzo forman ya parte de la historia. Ahora es el momento de que Aspas, Hugo Mallo o Tucu Hernández sigan escribiendo la suya.