El Celta asestó el primer golpe en el derbi vigués que lo volvía a enfrentar con el Areosa. Fue una victoria complicada, muy trabajada y con grandes dosis de sufrimiento.

Preocupante es lo que le está pasando al Areosa en estos primeros partidos del campeonato. No hacen mal fútbol, consiguen dominar a los rivales, hacen goles, pero siempre hacen un regalo que el rival aprovecha para desnivelar la balanza a su favor. Hace quince días fue ante el Val Miñor al no defender una falta en la frontal del área y permitir que los de Nigrán sacaran con toda libertad y marcaran llevándose un punto que hasta ese momento no había merecido. Ayer tres cuartos de lo mismo. Un balón que llega manso al área pequeña, el portero del Areosa que quiere controlar el balón, pero este le pasa por abajo y Ton marca ante la desesperación de todos.

Fue un tanto de los que hacen daño, pues a partir de ese momento, habían pasado tan solo doce minutos, el Celta controló el partido sin pasar ni un solo apuro. El equipo de David de Dios se hizo con el control del centro del campo y generaron bastantes ocasiones de gol, de las que solamente aprovecharon una por mediación de Pampín,.

El partido parecía sentenciado, sobre todo porque al Areosa no se le veía capacidad de reacción. La bronca de Joao en el vestuario debió de ser de las buenas, porque el equipo fue otro distinto en la segunda mitad. Brais marcaba de penalti a media hora para el final, y el partido dio un giro radical. A partir de ese momento fue al Celta al que le entró el miedo. David de Dios le dio entrada a Mario y Gabri para sujetar el centro del campo, pues el Areosa había dado un paso al frente y jugaba con toda comodidad llegando con peligro al área defendida por Pablo.

A pesar de que era el Areosa quien llevaba el peso del encuentro, el Celta salía con peligro a la contra y llevaba peligro al área del Areosa, pero esta vez los de Coia se mostraban más firmes y seguros e impedían que los célticos lograran un tanto que entonces sí mataría el encuentro de forma definitiva.

En los minutos finales, y bajo un intenso manto de agua por la cantidad de lluvia que caía, el Areosa dispuso de varias ocasiones para lograr la igualada, pero el Celta estaba bien colocado en defensa, consiguiendo también salir en algunas contras que también pudieron acabar en gol.