La familia de María Villar está en espera de resolver unos trámites burocráticos para repatriar a la sobrina del presidente de la Federación Española de Fútbol, Ángel María Villar, secuestrada y asesinada en México, en un caso que empaña la imagen del país pero que presenta todavía muchos interrogantes.

Una fuente de la Procuraduría General de Justicia del Estado de México (PGJEM, fiscalía), aledaño a la capital del país y donde se halló el cadáver el jueves pasado, informó de que la pasada madrugada la familia sacó el cuerpo del depósito forense, después de que su esposo lo identificara. Sin embargo, fuentes consulares explicaron que la repatriación a España tardará porque hay que concluir "una serie de formalidades". Las fuentes agregaron que los parientes de Villar tienen por el momento el féretro "en algún lugar transitorio, una capilla o una funeraria".

La española, de 39 años y que trabajaba como consultora de IBM México, fue hallada sin vida el jueves pasado en un riachuelo, atada de pies y manos, y con una bolsa en la cabeza que le causó la muerte por asfixia, en una comunidad llamada Mirasol, en el municipio de Santiago Tianguistenco.

Dos días antes había sido secuestrada al salir por la noche de las oficinas de su empresa en Santa Fe, una zona que es sede de firmas multinacionales en el oeste de Ciudad de México, y tomar un taxi que al parecer fue usado por sus secuestradores para llevarla a dos cajeros automáticos y forzarla a darles dinero de sus cuentas.

Patio Santa Fe es un centro comercial situado justo enfrente de la sede de IBM. Un conductor que trabaja en un sitio (parada) de taxi afirmó no tener "ni idea" del caso y dijo que la zona es "segura".

"Probablemente haya sido un taxi de la calle, es muy raro que sea de nuestro sitio, porque aquí todos los carros que salen están controlados, y llevamos radio", argumentó.

Conocidos de Villar que pidieron guardar el anonimato señalaron que la víctima "parecía muy precavida en general", "daba lecciones a los recién llegados de medidas de seguridad" y "siempre decía que había que coger Uber y nunca los taxis".

Era "muy alegre" y "solía ser la que hacía tours a los recién llegados", a los que "enseñaba la ciudad", detallaron sobre la mujer, que según ellos vivía en México desde hace cuatro años, pero llevaba 14 residiendo fuera de España.

Una fuente oficial mexicana reveló que la familia pagó el miércoles pasado, un día después de su secuestro, unos 3.275 dólares (cerca de 3.000 euros) a sus captores, cuando el rescate solicitado ascendía a unos 100.800 dólares (90.000 euros), según versiones periodísticas.

La investigación, en la que colaboran las autoridades federales y locales, continuará hasta dar con los responsables y esclarecer lo ocurrido, añadió la fuente tras reconocer que este "es un caso muy relevante en términos de imagen internacional para el país".

El fiscal capitalino, Rodolfo Ríos, había señalado antes a la cadena Televisa que la Procuraduría General de la República (PGR, fiscalía federal) ya está revisando los vídeos de las cámaras del sistema de seguridad de Ciudad de México para hallar pistas que permitan avanzar en la investigación.