Con el equipo vigués inmerso nuevamente en competiciones europeas, Aspas regresó la semana pasada en Lieja a la UEFA Europa League, título que conquistó hace poco más de un año con el Sevilla. Aunque su debut en la competición continental lo vivió mucho antes con el Celta. Fue hace diez años, cuando Fernando Vázquez lo incluyó en la convocatoria del partido que los célticos disputaron en Newcastle. Ese día, Iago lucía el dorsal 31. A partir de ahí llegarían sus camisetas con el número 36, con el que debutó en Salamanca, para pasar en la siguiente jornada a lucir el 28, con el que el celtismo lo convirtió en héroe tras su doblete al Alavés. Cuando ya se consolidó en el primer equipo, Aspas lució el dorsal 11 y pasó al 10, el que acaba de recuperar tras la marcha de Nolito. Con esa camiseta obtuvo el ascenso y la permanencia en Primera y fue con el que se despidió para marcharse a Liverpool. Al regresar a casa tuvo que enfundarse el 9, porque entonces ya estaba considerado como uno de los arietes españoles más reputados de la Liga.
Aunque el futbolista que comenzó a jugar en el Cerponzóns antes de entrar en la cantera del Celta con 9 años, se considera un 10 clásico: ese futbolista zurdo con facilidad para ofrecer el último pase y para anotar goles.
El jugador que recibe apodos como El Genio de Moaña, El Príncipe de las Bateas o Sheldon Cooper (personaje de la serie The Big Band Theory) está a punto de disputar un partido redondo: el doscientos con la camiseta celeste. Hugo Mallo, con 227 lidera esta tabla en la actual plantilla.
