El Barcelona consumó de manera contundente su semana de redención tras caer contra el Alavés, y después de castigar con dureza al Celtic en la Liga de Campeones (7-0) hizo lo propio ayer con el Leganés en su visita a Butarque (1-5).

Luis Enrique apostó por las rotaciones en su once inicial. A la ausencia ya conocida de Busquets se sumó la de Sergi Roberto. Ambas circunstancias propiciaron una modificación de dibujo con defensa de tres compuesta por Piqué, Mascherano y Umtiti.

El experimento tenía algo de osadía ante un rival que estaba dispuesto a morder desde el arranque sin preocuparle las consecuencias. Carentes de complejos, los blanquiazules apostaron por una presión alta que dificultaba la salida de balón visitante.

Hombres como Neymar e Iniesta no se encontraban cómodos en la conducción y a las pérdidas les seguían rápidos contraataques del Leganés, que llevaba peligro por los extremos y encontraba en Gabriel al canalizador del juego de ataque.

Hacía falta alguien que encendiera la luz del Barcelona y se encargaron de hacerlo Messi y Suárez. No habían avisado, no habían intimidado, pero aparecieron para reinventar el relato de los hechos. A los quince minutos el argentino bajó hasta campo propio para enviar de primeras un pase en profundidad al uruguayo. Iniciaron los dos una carrera desbocada en paralelo que acabó en el área, con el primero empujando a la red la asistencia del segundo.

Ya con la tranquilidad de ir por delante, el Barça comenzó a encontrarse cómodo. Suárez y Messi volvieron a encontrarse. Fue a la media hora. Un balón muerto lo cazó el 'diez' y a la sombra de la media luna fue sorteando contrarios. Ante la tesitura de terminar él la acción o regalarle el tanto a Suárez, eligió la segunda. Y el uruguayo no desaprovechó el regalo.

Faltaba Neymar por marcar en el tridente y cumplió con su papel. Lo hizo al filo del descanso cuando puso el broche a una jugada que, de nuevo, había empezado con la combinación de sus dos compañeros de ataque. Todo sentenciado.

De vuelta al verde salieron otra vez los "pepineros" voluntariosos. Menos necesitaron los azulgranas para aumentar la cuenta. En su primer acercamiento Bustinza derribó claramente a Neymar en el área. Messi transformó el penalti.

Desde el banquillo azulgrana se empezó a mirar de reojo al partido del miércoles contra el Atlético. Alcácer reemplazó a Suárez, Arda Turan a Rakitic y Denis Suárez a Iniesta. Este último cambio llegó poco después del golazo de Rafinha.

Hasta el final, los de Garitano buscaron con orgullo la diana del honor, que acabó llegando (minuto 80) gracias a un impecable lanzamiento de falta de Gabriel. Fue el colofón a una jornada ya histórica, la primera en la que el Barcelona pisó Butarque.